5 Mentiras a Romper Para AvanzarMuestra

Entonces, creo que la primera mentira que muchos de nosotros experimentamos durante este año fue pensar que Dios no está en control. ¿Cuántas veces miraste tu vida y dijiste: “¿Esto se le salió de las manos a Dios”, “Dios no pudo” o “Esto no tiene control”? ¿Cuántas veces pensaste: “No sé hacia dónde ir porque Dios no me responde”?

Quiero que sepas algo: Él ha visto lo que piensas. Él sabe lo que sientes y lo que estás experimentando en tu interior. Conoce la angustia que atraviesas en esos momentos en que piensas que todo se le salió de control a Dios.

Quisiera que leyeras Mateo 10:31 y que reemplazaras esa mentira que quizás haya anidado en tu corazón por esta verdad:
“... Y Él, Dios, tiene contados aun los cabellos de tu cabeza".
Dios está incluso en control de los cabellos de nuestra cabeza. ¿Crees que no estará en control del resto? Él es Dios y te ama. Nada puede escaparse de la voluntad de Dios.

Cantamos:
“Tú me viste en mi tristeza, me libraste de la prueba”.
“Te llevas mi tristeza, me pusiste en tu mesa”.
“Me deseas como un Padre”.

Entonces, ¿por qué crees que a Dios se le ha olvidado algo o que se ha olvidado de ti? ¿Por qué llegas a pensar que Dios no está en control? Isaías 43:3-4 dice: “Yo soy el Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador; yo he entregado a Egipto como precio por tu rescate, a Cus ya Seba en tu lugar. Porque eres preciosa a mis ojos y digno de honra, yo te amo. A cambio de ti entregaré pueblos; a cambio de tu vida entregaré naciones".

Dios sigue en control. Esa es la verdad. ¿Lo crees? Porque si lo crees, entonces verás la gloria de Dios. Él es omnipresente. Juan 10:27-30 dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen. Yo les doy vida eterna; nunca perecerán, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las dio, es mayor que todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos".

Tú estás en la mano de Dios. Dios no se ha olvidado de ti. No estás en la mano del enemigo, ni en la mano del descontrol, ni en las manos de las circunstancias, ni de un movimiento político. Tú estás en la mano de Dios.

Es más, te diré algo: tú ni siquiera estás en tu propia mano. ¡Tú y yo estamos en la mano de Dios! ¿Lo crees?

Te invito a orar conmigo en voz alta y con autoridad:
“En el nombre de Jesús, yo rompo esa mentira que dice que Dios no está en control. Hoy la erradico de mi mente, de mi pensamiento, de mi corazón y la desarraigo de todo mi ser. En el nombre de Jesús la echo fuera de mi vida. Hoy abrazo la verdad de que Dios está en control. En el nombre de Jesús, ¡amén!".