Afilando mi espadaMuestra

El apóstol Juan escribe esta carta breve pero profunda dirigida a la iglesia elegida y sus hijos, exhortando a los creyentes a permanecer firmes en la verdad y en el amor. Juan destaca la importancia de vivir según los mandamientos de Dios, especialmente el de amarnos unos a otros, como un mandamiento que ha sido dado desde el principio. También advierte contra aquellos que no enseñan la verdad sobre Cristo, llamándolos engañadores. Juan anima a los creyentes a no dejarse llevar por falsas doctrinas y a no darles la bienvenida a los falsos maestros, pues eso sería participar en sus malas acciones.

Así como Juan invita a permanecer firmes, nosotros al leer este capítulo procuremos pensar en nuestra firmeza en Cristo.

Este pasaje resalta dos principios fundamentales para la vida cristiana: la verdad y el amor, Juan nos enseña que, como cristianos, debemos caminar en ambos principios, pues el amor verdadero no puede existir sin la verdad, y la verdad genuina siempre lleva al amor.

El llamado a permanecer en la verdad es relevante hoy, en nuestra sociedad actual las ideas cambian rápidamente y las creencias se relativizan. Vivir en la verdad de Cristo implica no solo conocer las enseñanzas correctas, sino también discernir lo que es falso y dañino para nuestra fe. Al mismo tiempo, este caminar en la verdad debe ir acompañado de amor. El amor cristiano no es meramente un sentimiento, sino una acción que refleja el carácter de Cristo en nosotros.

La advertencia de no aceptar ni dar lugar a falsas enseñanzas es crucial para proteger nuestra fe y la integridad de nuestra comunidad cristiana. La fidelidad a la verdad y al amor es lo que sostiene nuestra comunión con Dios y entre nosotros.