Afilando mi espadaMuestra

En 2 Pedro capítulo 3, el apóstol Pedro aborda la esperanza futura de los creyentes y advierte contra la incredulidad de aquellos que niegan el regreso de Cristo. Pedro responde a las burlas de quienes dicen que la promesa de la segunda venida de Jesús se ha retrasado, explicando que el tiempo de Dios es diferente al nuestro, y que Su paciencia significa salvación. También describe cómo el Día del Señor llegará de manera inesperada, trayendo juicio y una renovación de todas las cosas. Pedro llama a los creyentes a vivir en santidad y a prepararse para este día, alentándolos a tener una perspectiva eterna y a estar firmes en la espera.

Al meditar en este capítulo, que tu corazón se llene de expectativa y reverencia, recordando que Dios cumplirá Sus promesas y que tu vida puede reflejar Su luz mientras esperas Su regreso.

El mensaje de Pedro tiene implicaciones para nuestra vida, donde a menudo vemos actitudes de duda respecto a la fe y la promesa del regreso de Cristo. Muchos, al no ver cumplirse esta promesa en su propio tiempo, descartan la esperanza cristiana. Sin embargo, este pasaje nos recuerda que Dios tiene un propósito en la aparente demora: darle a la humanidad más oportunidades de arrepentimiento y salvación.

Como creyentes, el llamado es a vivir expectantes y preparados, no se trata solo de esperar pasivamente, sino de una espera activa, donde nuestra vida refleje santidad y un anhelo sincero por la venida del Señor. La imagen del día del Señor como un evento de juicio y renovación total es una llamada a tomar con seriedad nuestra fe y compromiso con el evangelio.

En estos tiempos, debemos preguntarnos: ¿Estamos viviendo de acuerdo con el conocimiento de que todo lo que conocemos es temporal? ¿Nuestras prioridades reflejan el reino eterno de Dios? Pedro nos exhorta a que, mientras esperamos ese día, crezcamos en gracia y conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Que cada día sea una oportunidad para acercarnos más a Él y vivir con el propósito que Él nos ha dado.