Afilando mi espadaMuestra

En 2 Pedro, capítulo 1, Pedro recuerda a los creyentes las preciosas promesas de Dios y los anima a crecer en la fe, añadiendo virtudes como el conocimiento, el dominio propio, la paciencia, la piedad, el afecto fraternal y el amor. Este crecimiento espiritual, según Pedro, nos hace cada vez más efectivos y productivos en nuestra relación con el Señor. También enfatiza la seguridad de nuestra llamada y elección, recordando a los creyentes la certeza de la vida eterna y la importancia de vivir en consonancia con esa esperanza.

Que esta lectura te impulse a esforzarte cada día en reflejar las virtudes de Cristo y a profundizar en tu relación con Dios, quien te ha llamado a vivir en plenitud y crecimiento espiritual.

Este llamado al crecimiento espiritual es tan relevante hoy como lo fue en los días de Pedro. Como cristianos, no basta con tener fe. Debemos esforzarnos por añadir a nuestra fe las virtudes que reflejan el carácter de Cristo en nosotros. Cada día es una oportunidad para crecer y desarrollar estas cualidades, con la certeza de que al hacerlo, nos acercamos más a lo que Dios nos ha llamado a ser.

Así como Pedro alentó a los creyentes en su tiempo a ser diligentes en su crecimiento espiritual, nosotros también estamos llamados a seguir esta senda. En un mundo que busca gratificación inmediata y se enfoca en el éxito visible, nuestra meta debe ser un crecimiento interno, un corazón que refleje a Cristo más y más cada día.