Afilando mi espadaMuestra

Pablo en Romanos 3 cita directamente el salmo 14 para reforzar la idea de que todos, tanto judíos como las personas que no somos judías, estamos bajo el poder del pecado. El Salmo 14 es una fuerte denuncia contra la insensatez y el pecado de la humanidad. El salmista inicia con la famosa frase: “Dice el necio en su corazón: no hay Dios.”

El salmista describe la manera en la que toda la humanidad se ha desviado de los caminos de Dios, haciendo lo malo y viviendo sin buscarlo, ¿Te suena conocido ese panorama? No hay quien haga lo bueno, ni siquiera uno. Sin embargo, así como el salmo concluye con la esperanza de salvación, Romanos 3 nos lleva a la buena noticia de que, aunque todos hemos pecado, somos justificados gratuitamente por la gracia de Dios a través de la fe en Cristo.

¿Quién de nosotros no ha pecado? ¿Quién de nosotros no necesita de Dios para ser perdonado? La humanidad, en su necedad, tiende a vivir como si Dios no existiera, buscando su propio camino y fallando constantemente en hacer lo correcto. A veces, nosotros también podemos caer en esta actitud de autosuficiencia, pensando que podemos vivir sin la guía de Dios.

Pero tanto el salmo 14 como Romanos 3 nos recuerdan que nuestra naturaleza de pecado y nuestra constante de fallarle a Dios nos separa de Él y por ende, no podríamos alcanzar perdón ni salvación por nuestros medios. Este día te invitamos a reflexionar, en las áreas de tu vida donde puedes estar actuando como si no necesitaras a Dios. ¿Cómo puedes reconocer más profundamente tu necesidad de su gracia y vivir una vida que refleje esta dependencia?

Agradece a Dios por el regalo de la salvación y busca vivir una fe que dependa totalmente de Él, confiando en su poder para restaurarte y guiarte.