La Biblia en 90 DíasMuestra

La Palabra de Dios es viva y eficaz, como declara Hebreos 4:12, y tiene el poder de transformar vidas de manera profunda y duradera. No es solo un libro de sabiduría, sino el aliento mismo de Dios que nos guía, corrige y capacita para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17).

Al llenarnos diariamente de la Palabra, permitimos que la verdad de Dios renueve nuestra mente (Romanos 12:2), alineando nuestros pensamientos y actitudes con el corazón de Cristo. Así, somos transformados desde adentro hacia afuera, reflejando la gloria de Dios en nuestro carácter y acciones.

Para que ocurra esta transformación, es esencial que nos disciplinemos a meditar frecuentemente en las Escrituras, como lo hacía el salmista cuando decía: “En mi corazón he guardado tu palabra para no pecar contra ti” (Salmo 119:11). Esta práctica diaria nos fortalece frente a los desafíos de la vida y nos mantiene firmes en el propósito eterno de Dios.

Busquemos siempre la Palabra como nuestro alimento espiritual, pues es lámpara para nuestro camino (Salmo 119:105) y fuente inagotable de vida y sabiduría. Llenarnos de la Palabra es permitir que Cristo habite ricamente en nosotros (Colosenses 3:16), moldeándonos para ser vasos útiles en Sus manos.

¡Dios te bendiga!