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Triunfando en las PruebasMuestra

Triunfando en las Pruebas

DÍA 5 DE 30




Amaos los unos a los otros sinceramente

Leer: 1 Pedro 1:22-25

EOAO: 1 Pedro 1:24-25

Porque toda carne es como hierba y toda la gloria del hombre como flor de la hierba; la hierba se seca y la flor se cae, mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta palabra es el evangelio que se os ha anunciado.

En el texto

¿Alguna vez te has parado a pensar en la profundidad de tu amor por los demás? En 1 Pedro 1:22-25, se nos insta a amarnos profundamente, de corazón. No se trata de un amor superficial o condicional, sino de un amor sincero y desinteresado que refleja el amor de Cristo.

Para amar sincera y desinteresadamente, como lo hace Cristo, tenemos que apartar la mirada de nosotros mismos. En lugar de preguntarnos: "¿Qué pueden hacer los demás por mí?", deberíamos preguntarnos: "¿Cómo puedo amar mejor a los demás en mi vida?" Este cambio de enfoque de uno mismo a los demás es transformador. Es donde se planta y alimenta la semilla del amor semejante al de Cristo. Mucha gente ve el amor principalmente como un sentimiento, pero no es así. Puedes elegir amar a alguien, aunque no sientas amor por él. El amor cristiano no es principalmente una cuestión de sentimientos, sino más bien una cuestión de voluntad. Demostramos que amamos a los demás por la forma en que los tratamos (Juan 13:35).

Pero es difícil amar bien a los demás cuando no sometemos nuestras vidas a lo que dice la Palabra de Dios. Al leer la Palabra de Dios, vemos el ejemplo de Jesús y aprendemos la importancia de amar bien a los demás. Amamos porque Cristo nos ama. Aprendemos lo que es el amor de Cristo estudiando y obedeciendo Su Palabra. En un mundo donde todo parece tan transitorio y fugaz, la Palabra de Dios contrasta fuertemente. Es viva, activa y durará para siempre (Hebreos 4:12; Mateo 24:35).

Por lo tanto, lo que invertimos en nuestras vidas importa. Es importante recordar que nuestros logros, riquezas y acumulaciones materiales no durarán en el gran esquema de la eternidad. Estas cosas son temporales, se marchitan como una flor delicada bajo un sol abrasador. Pero la Palabra de Dios no se marchitará. Todo lo que Él diga permanecerá, y es a través de esta Palabra que hemos sido hechos nuevos. Podemos estar seguros de que nuestra nueva vida en Cristo durará toda la eternidad.

Cuando nos proponemos vivir y amar como Jesús, recordemos que todo comienza en nuestros corazones. Somos canales de Su amor, gracia y verdad para un mundo que lo necesita desesperadamente. ¿Amamos a los demás como Cristo nos ama? La buena noticia es que no tenemos que reunir el amor con nuestras propias fuerzas. Podemos pedirle a Dios que nos llene de nuevo cada día con Su amor para que podamos derramarlo en los demás e invertir nuestras vidas en lo que realmente importa para la eternidad... ¡Las personas y la Palabra de Dios! Por eso, en Ama a Dios Grandemente, nos esforzamos por llevar la Palabra de Dios a tantos idiomas como sea posible y a tantas manos como Dios nos conceda.

Oración

Querido Señor Jesús, llena nuestros corazones con Tu amor desinteresado para que podamos derramarlo en los demás y hacer inversiones eternas apreciando Tu Palabra. Ayúdanos a apartar la mirada de nosotros mismos y a ver las oportunidades que Tú pones ante nosotros para amar profundamente y vivir por lo que verdaderamente perdura. Amén.

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Acerca de este Plan

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Nos gustaría agradecer a Love God Greatly - Spanish por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://spanish.lovegodgreatly.com/

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