LA ETERNIDAD: Un Regalo de DIOSMuestra

¿QUÉ HAREMOS EN LA ETERNIDAD?

Una pregunta que quizás nos hacemos es: ¿Qué haremos por la eternidad? Si entendemos eternidad solo como el paso del tiempo, por supuesto que debemos hacernos muchas preguntas, sobre todo si somos personas hiperactivas.

Sin embargo, como hemos visto, el concepto de eternidad está ligado al Dios Eterno, motivo por el cual sabemos de antemano que estando en la presencia de Dios, disfrutaremos de Él y de su esplendor y grandeza.

El Apóstol Pablo nos ofrece una perspectiva para imaginarnos como será nuestra vida con Dios en la eternidad: “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9).

Las posibilidades que ofrece el amor de nuestro Dios son infinitas. Si la tierra es preciosa y ofrece innumerables formas para disfrutarla y administrarla, el cielo debe ofrecer incontables opciones, tomando en cuenta la grandeza del universo y de Dios mismo.

Daniel J. Caram nos dice, refiriéndose a nuestra vida en la eternidad, que: “El cielo es tan inmenso comparado con la tierra, y tendremos toda la eternidad para explorar la hermosura y las maravillas allí”. En este mismo sentido George MacDonald expresa: “Vivo esperando grandes cosas en la vida que está madurando para mí y para todos los míos, cuando tengamos todo el universo para nosotros y seamos niños buenos, alegres y serviciales en la gran casa de nuestro padre. Entonces, queridos, tú y yo y todos tendremos la gran libertad con que Cristo hace libres al abrir su mano para enviarnos como blancas palomas a recorrer el universo”.

Dallas Willard lo expresa de la siguiente forma: "No nos sentaremos a mirarnos unos a otros ni a Dios por la eternidad, sino que nos uniremos al Logos eterno, “reinaremos con él”, en la obra creativa infinitamente continua de Dios. Es para esto que cada uno de nosotros fuimos destinados individualmente, como reyes y sacerdotes (Éxodo 19:6; Apocalipsis 5:10). ... Un lugar en el orden creativo de Dios ha sido reservado para cada uno de nosotros desde antes de los inicios de la existencia cósmica. Su plan es que nos desarrollemos, como aprendices de Jesús, hasta el punto en que podamos ocupar nuestro lugar en la creatividad continua del universo”.

Max Lucado lo resume con una especial sencillez: “Somos parte de la familia de Dios. Gobernar el universo es el negocio familiar”.