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VIVIENDO COMO ATLETAS DE LA FE.

Es tiempo de correr como atletas de la fe. El Apóstol Pablo suele señalar que la vida cristiana es como una “carrera”. Por lo cual, cuenta con una partida y una zona de meta en donde espera un galardón para quienes crucen esta zona.

Es importante que entendamos que el Evangelio se corre legítimamente, por ende, no hay lugar para trampas o atajos para quienes buscan llegar primero. Dios espera que corras honestamente, pues lo relevante no es llegar primero y tomar lugar en un pódium, lo significativo para el Señor que aguarda en la meta, es que nuestro esfuerzo y lucha sean para concluir la carrera. Así también, que nuestro ímpetu y corazón no estén fijos en la recompensa, sino más bien, en Aquel de quien proviene la corona.

Correr legítimamente en la fe, es vivir el Evangelio y compartirlo. No podemos vivir en Cristo sin anunciar a Cristo y mucho menos, anunciar a Cristo sin hacerlo parte de nuestra propia vida. Por lo tanto, mientras corremos tenemos el deber de esforzarnos en compartir lo que hemos recibido y así, otros también puedan correr junto a nosotros.

A continuación, reflexiona y responde las preguntas:

¿Cómo describirías tu carrera de la fe? ¿Has corrido legítimamente?

Puedes mencionar o escribir situaciones a partir de ejemplos.

¿Has invitado a otros a correr contigo? Ya sea que tu respuesta sea NO o SÍ ¿Por qué?