Cara a Cara Con Jesús - Una Meditación Para La CuaresmaMuestra

Una mujer gentil de la tierra de Canaán entendió la idea de la gracia mucho antes de que la raza judía pudiera empezar a comprenderla. Jesús no habló para insultarla, aunque parezca duro y despreocupado, en cambio, la está incitando a articular su fe. En esta ocasión, cuando Jesús utiliza la imagen de la comida destinada a los niños que es arrojada a los perros, ella responde que los perros comen las migajas que caen de la mesa del Maestro. Esta comprensión que ella tiene de Jesús como su Maestro y el hecho de que él le ofreciera algo, aunque ella sabía que no lo merecía, impulsó a Jesús a actuar en su favor.

Hay muchas veces en las que no sabemos por qué le pedimos algo a Dios o se lo pedimos con motivos equivocados. Es en este tipo de verbalización cuando comprendemos claramente en qué estamos creyendo y dónde radican nuestras dudas sobre el poder, la presencia y los planes de Dios. También nos damos cuenta de lo dependientes e indignos que somos de su amor, perdón y sanación.

Hazte las siguientes preguntas:

¿Cómo puedo articular mejor mi fe para prepararme para compartirla con otra persona?

¿Es Jesús mi maestro? ¿Debo servirle yo o él debe servirme a mí?