Primeros Pasos - Preguntas Y RespuestasMuestra

¿Cómo puedo resistir las pruebas y las tentaciones?

En 1 Pedro 1:6-7, la fe se compara con el oro, ambos son de gran valor; sin embargo, para Dios, la fe es aún más preciosa, siendo purificada a través de las pruebas (1 Pedro 4:12). Dios nos somete a pruebas para evaluar nuestra fidelidad, fortaleza y crecimiento. Similar a un examen en la escuela, primero aprendemos la teoría a través de Su Palabra y luego somos puestos a prueba.

Romanos 5:3-5 destaca que las pruebas son necesarias ya que producen beneficios como paciencia, esperanza y el derramamiento del amor de Dios. Santiago 1:2-4 nos insta a tener una actitud de gozo, ya que estas pruebas nos acercan a la perfección en Cristo.

Santiago 1:13 expone que el propósito de la tentación es inducirnos al pecado, siendo esta originada por Satanás (2 Corintios 11:14). Aunque Dios permite que seamos tentados, nunca más allá de lo que podemos resistir, y siempre proporcionará una salida (1 Corintios 10:13), ofreciendo así una posibilidad de victoria.

Santiago 1:13-15 señala que somos tentados por los deseos de nuestro ser. Estos deseos pueden dividirse en tres categorías: los de la carne o del cuerpo (excesos, como en la comida o el sexo); el deseo de los ojos, que busca reconocimiento; y la vanagloria. Estos tres fueron utilizados por Satanás con Eva a través de un fruto atractivo a la vista que prometía hacerla sabia como Dios, resultando en el pecado (Santiago 1:15).

¿Cómo podemos salir victoriosos de la tentación?

1. Recurrir a Cristo, quien fue tentado y salió victorioso (Hebreos 2:18).
2. Tomar la salida provista por Dios (1 Corintios 10:13).
3. Utilizar la Palabra de Dios; como Cristo respondió a la tentación con la Palabra (Salmos 119:11).
4. Orar (Lucas 22:46).
5. Evitar exponernos a lo que despierta nuestros deseos (1 Pedro 2:11), evitando situaciones, amistades, etc.

Existen dos resultados para la tentación: la victoria que trae una recompensa eterna (Santiago 1:12) o la derrota que conlleva a la muerte (dolor, fracaso, tristeza, etc.) (Santiago 1:15). Sin embargo, si has sucumbido a la tentación, es importante saber que la restauración es posible. Aunque el pecado deja cicatrices, puedes regresar al Señor y disfrutar nuevamente de Sus bendiciones (Lucas 22:31-34).