Primeros Pasos - Preguntas Y RespuestasMuestra

¿Qué sucede si un cristiano peca?

Cuando recibimos a Cristo, obtenemos el perdón de los pecados, pero sabemos por experiencia propia que esto no significa que nunca volveremos a pecar. Surgen preguntas como: ¿Qué ocurre con la salvación cuando un cristiano peca? ¿Qué debo hacer si he pecado después de aceptar a Cristo? En el Día 1, exploramos una lista de lo que sucede cuando recibimos a Cristo. Hoy profundizaremos en el hecho de estar EN CRISTO, para así poder responder a las preguntas planteadas anteriormente.

Efesios 1:6 nos dice que somos "aceptos EN el amado", lo cual nos enseña que, aunque seamos imperfectos y pequemos debido a nuestra naturaleza humana, Dios Padre no nos ve a nosotros (CONDICIÓN), sino a través de su Hijo Jesucristo. Uno de los beneficios que recibimos al creer y aceptar a Cristo es una POSICIÓN: estar EN ÉL. Lee Efesios 1:3 y 2:6. Esto no significa que estemos físicamente allí, pero participamos con Cristo en su posición, por lo que Dios nos ve perfectos a través de Cristo.

Entonces, en nuestra CONDICIÓN, que tiene que ver con nuestra vida diaria y comportamiento, somos imperfectos. Sin embargo, en nuestra POSICIÓN EN CRISTO, somos perfectos, santos y justos. Lee Colosenses 1:22-2:10. Con lo anterior, podemos ver que si un cristiano peca, no afecta en nada su posición; aunque haya pecado, tiene vida eterna y justicia total en Cristo. Es aceptado ante Dios, sigue siendo su hijo y es amado y salvo.

No obstante, cuando un cristiano peca, hay consecuencias. Una de ellas es que pierde la COMUNIÓN CON DIOS (1 Juan 1:5-6), lo que significa que la comunicación, la intimidad y el compañerismo se ven afectados. Además, tiene que enfrentar la disciplina de Dios (Hebreos 12:5-7). Aunque no pierda su salvación, no le conviene pecar (Gálatas 6:7-8).

¿Qué debo hacer si he pecado? Según 1 Juan 1:1-2, Cristo intercede y nos defiende ante el Padre, pues Él ya pagó por ese pecado. Sin embargo, el requisito indispensable de nuestra parte es CONFESAR (1 Juan 1:5-2), y Dios promete perdonar y limpiarnos de toda maldad a través de la sangre de Cristo.