Estrella de la mañana

Dios, tu mejor testigo en esa noche oscura. Vio tu desesperación ante eso que te angustiaba. Él estuvo allí, está hoy y estará mañana.

Después de las horas más oscuras de la madrugada, saldrá un refulgente sol; no temas. Quienes disfrutan las mañanas tienden a asomarse por la ventana o salir afuera para ver la hermosura del amanecer. El amanecer te habla de una nueva misericordia que te alcanzará.

Luego de uno de los tiempos más oscuros de la humanidad, lleno de religiosidad y de generaciones que habían perdido su enfoque, nació la Estrella de la mañana. Aquel que vino a traer la sal a un mundo sin sabor. Aquel que es luz a las naciones, llegó para disipar las tinieblas.

Pídele que nazca en tu corazón.

Entre los libros de Malaquías y Mateo (el último libro del Antiguo Testamento y el primer libro del Nuevo Testamento) hubo muchos años de silencio, donde no hay evidencia de Dios hablando a Su pueblo Israel. Luego de este largo período, nace el Mesías prometido.

Proféticamente, David, en su lecho de muerte, dijo: “Será como la luz de la mañana, Como el resplandor del sol en una mañana sin nubes, Como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra”.

Hoy Dios quiere hablarte esta Palabra. Ese tiempo de silencio termina cuando Jesús entra en acción. Él mismo dijo: “Yo soy… la estrella resplandeciente de la mañana”. Él obrará en tu vida y de ti brotará un río de agua viva que ni imaginaste que pudiera fluir de ahí. Esa maldición será quitada y las bendiciones te alcanzarán.

Él es el único capaz de sacarte de las tinieblas y llevarte a Su luz. Pagó un precio muy alto para ser el Vencedor. Y por eso, tú y yo podemos vencer las pruebas también y comenzar a vivir la vida plena que Dios diseñó para nosotros. Busca Su amistad y recuperarás el enfoque correcto y el verdadero propósito de vivir.

Comenzarás a oír Su voz en cada detalle de tu vida. Te alumbrará Su luz.