[Buenas preguntas] ¿Tenemos elección?Muestra

¿Puedes culpar a Dios?

¿Quiénes somos para discutir con Dios o encontrar defectos a las acciones de Dios? Es una pregunta común que muchas personas hacen, pero la respuesta es clara: cuando es claro para Dios y un misterio para nosotros, confiamos en Dios.

C. S. Lewis dijo una vez: «El hombre antiguo se acercaba a Dios... como el acusado se acerca a su juez. Para el hombre moderno, los roles están completamente invertidos. Él es el juez y Dios está en el banquillo». En lugar de temer el juicio, cuestionamos a Dios y preguntamos por qué el mundo tiene tanto dolor, hambruna y sufrimiento. Ponemos a Dios en el banquillo y nos convertimos en el juez y el jurado, olvidando que es Dios quien nos dio la capacidad misma de argumentar. Como dijo C. S. Lewis: «Cuando discutes contra él, estás discutiendo contra el mismo poder que te permite discutir en absoluto; es como cortar la rama en la que estás sentado».

Pablo compara a Dios con un alfarero que tiene el derecho de moldear y dar forma a la arcilla según le parezca, haciendo una pieza de cerámica para honra y otra para deshonra. En este pasaje de Romanos 9, Pablo plantea seis preguntas sobre la actividad soberana, el poder y los propósitos de Dios y cómo funcionan aquí en la Tierra. Debemos recordar que no somos los clientes, somos la arcilla, y Dios puede formar y moldear lo que él quiere hacer en nuestras vidas. Nuestra vida le pertenece a Él y debemos confiar en Él. Es posible que no entendamos todo lo que Dios hace, pero podemos confiar en Él en medio de todo.

Hay un misterio en el Evangelio y en seguir a Dios, y debemos sobrellevar bien ese misterio. A veces suceden cosas en nuestras vidas que no entendemos, como la muerte repentina de un ser querido. Es posible que nunca sepamos por qué suceden ciertas cosas, pero podemos confiar en Dios. La Biblia nos dice que todo funciona para nuestro bien y el propósito de Dios. Puede ser complejo verlo al principio durante las pruebas difíciles, pero la belleza del cristianismo es que veremos la bondad y la misericordia de Dios cada vez que miremos atrás.

Entonces, no discutamos con Dios ni encontremos defectos en su accionar, sino confiemos en él a pesar de todo. Su amor es su obra normativa y su ira es su obra extraña. Desea que todas las personas se arrepientan y lleguen a conocer a Jesús. Abracemos el misterio, busquemos entender la Palabra de Dios y confiemos en él con todo lo que tenemos. ¿Confías en Dios lo suficiente como para abrazar el misterio? ¿Confías en que las mejores cosas para tu vida están de acuerdo con sus planes?