Pascua: El cielo sabeMuestra

El cielo conoce el centro

¿Alguna vez te has parado a pensar en qué fuerza está detrás de tus decisiones de vida? ¿Es la fuerza que mueve tu deseo de proveer para tu familia, o la búsqueda de ganancias personales y éxito? Cuando te enfrentas a decisiones difíciles, ¿qué te mantiene con los pies en la tierra?

La vida es un viaje complejo que todos experimentamos, con sus altibajos, giros y vueltas, logros y pérdidas. Independientemente de nuestra vocación, estatus socioeconómico, educación o ubicación, el cielo sabe que necesitamos una constante en el centro de todo: Cristo. Cuando ponemos otras cosas en el centro de nuestras vidas (como nuestros trabajos, posesiones, relaciones o cosas materiales), la vida se agota y todo parece estar fuera de lugar. Hemos olvidado que lo que necesitamos es una conexión más profunda con Dios.

Es increíble considerar la cantidad de datos recopilados por las plataformas de redes sociales y los motores de búsqueda, rastreando cada uno de nuestros movimientos, búsquedas y compras. A pesar de esto, los algoritmos no pueden reemplazar a Dios. Él nos conoce íntimamente. Él nos entiende a un nivel que ninguna minería de datos podría replicar. El Señor conoce cada detalle de nuestra vida, cada triunfo, cada desafío, cada gozo y cada tristeza. Él sabe la cantidad de cabellos en nuestra cabeza, cada lágrima que hemos derramado y cada pensamiento en nuestros corazones antes de hablar. Él conoce los deseos de nuestros corazones, y nos ama profunda e incondicionalmente.

En un mundo donde podemos sentirnos perdidos y solos, es reconfortante saber que somos conocidos y apreciados por el Creador del universo. Dios ve, oye y siempre está con nosotros, incluso en los momentos más oscuros de nuestras vidas. Cuando permitimos que Cristo sea el centro de nuestras vidas, encontramos amor, consuelo, paz, esperanza y significado, incluso en medio del caos.

¿Qué está en el centro de tu vida? ¿Es tu carrera, posesiones o relaciones? ¿O es Cristo?

Puede ser fácil quedar atrapado en la rutina diaria de la vida y olvidar lo que realmente importa. Sin embargo, cuando permitimos que Cristo sea el centro de nuestras vidas, todo lo demás cae en su lugar. Encontramos significado, propósito y satisfacción que no se pueden encontrar en las cosas temporales. Mantengamos nuestro enfoque en Cristo, que es la única constante en un mundo en permanente cambio. No nos distraigamos, sino que busquemos primero Su reino y justicia, confiando en que todo lo demás caerá en su lugar.