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¿Quién soy yo?Muestra

¿Quién soy yo?

DÍA 3 DE 3

Día 3 Identidad Adquirida

Cuando hablamos de identidad, hablamos de características propias de una persona que le permite ser distinguida o reconocida. Comúnmente oímos decir "tranquila ella es así", o "tranquilo él siempre está de mal humor" estos

rasgos identifican solo una parte de alguien, identifican por ejemplo su carácter, sus actitudes, es decir si es amable, cordial, enojón, buena gente, contestón, pero nada de esto define quien es en realidad, porque muchas veces y de muchas maneras y a través de varias situaciones, nos mostramos de una manera u otra fingiendo quienes no somos, por ejemplo, si alguien tiene una junta con la directiva de la empresa donde trabaja, para mostrar un proyecto, pero en la cotidianidad, esa persona es alguien despectivo y habla con maltrato y no es nada amigable con sus compañeros, en esta reunión específica, todo lo que es negativo y lo que hace diariamente, lo transforma y se vuelve el ser más dócil, amable, amistoso que existe en el mundo.

Dentro de la iglesia sucede lo mismo, muchas veces mostramos dentro y fuera del altar quienes no somos

pretendiendo ser un ejemplo a quienes nos ven, servimos y mostramos una máscara y una capa tal cual super héroe, porque no queremos mostrar nuestra verdadera identidad.

Nuestro entorno, padres, familiares y amigos íntimos, constantemente influyen en nuestra identidad, aunque sabemos que Dios inhaló en nuestra nariz aliento de vida, donde impregnó nuestra esencia individual, marcándonos una identidad que solo El conoce perfectamente, y quien espera que logremos llegar a ser, pero las presiones familiares, sociales y de nuestro entorno nos hacen ser aquellos que hacen sentir cómodos a “otros” y dejamos de lado el diseño de aquel que nos creó para hacerlo sentir amado, ese es al Padre, a Jesús su hijo y al Espíritu Santo. De repente sabes que Dios te creó para ser un gran arquitecto, te dio el talento para ello, pero en tu familia nadie estudió, todos trabajaron sin terminar sus estudios, y aunque quizás apoyen tus sueños inicialmente de ser arquitecto, llega un punto que papa, mama y hermanos te motivan a “ganar dinero” en no perder tiempo en estudios y de pronto abandonaste tu carrera, te ves trabajando, ganando dinero, viviendo bien, pero no completaste lo que Dios había preparado para ti.

Nos cuesta entender que siendo como somos por querer propio, o por el querer de otros, incluso en la cultura que nos encontremos, hemos dejado de lado la identidad que Dios nos dio, y cada día que pasa, siendo la otra versión, es decir nuestra propia versión, contristamos el corazón del Padre que anhela que seamos como Él nos diseñó antes de nacer. Adquirimos una identidad basada en la sumatoria de muchas cosas, pero olvidamos que nuestra identidad debe ser en Él y para Él, una identidad donde se refleje Cristo, cuando nos veamos a nosotros mismos en el espejo de la vida y cuando nos vean los demás.

Hoy hay tanta carencia de conocer quienes realmente somos, pero nos conformamos pensando que somos buenas personas, actuamos bien, servimos aparentemente a Dios con nuestros talentos, y si, esto está bien, lo malo es que lo hemos hecho a nuestra manera y vivimos muchos años así, y al final te das cuenta que lo que hiciste fue perder el tiempo tratando de ser lo que te hacía feliz, o lo que otros esperaban de ti, no lo que Dios esperaba de ti.

Créeme, he estado allí, cuando pierdes tu identidad lo pierdes todo hasta la capacidad de reconocer que no eres tú, ese quien Dios quiere que seas, y te convences tanto que sí, que así vas bien, y aun cuando pasa el tiempo y recorres un largo camino te das cuenta que no llegaste a ningún lado, y que aquellos por quienes cambiaste de identidad, haciendo todo por ellos, por amor, esos quienes te animaban y se sentían bien a tu lado, ya no están, todos se fueron, y solo quedó aquel que te diseñó de tal manera de usar tu vida para que muchas vidas llegarán a conocerlo a Él.

Cuando el Señor Jesús fue llevado al desierto, satanás lo que atacó en él fue su identidad,” si eres Hijo de Dios…..”, su estrategia estaba clara, hacerlo dudar quien era, esa estrategia hoy es la misma y sigue estando clara, nos hará dudar quienes somos, pero no confrontándonos sino seduciéndonos, de tal manera que nos guste la versión que somos, haciéndonos creer que estamos cerca del Padre, pero en realidad estamos bastante lejos.

Por otro lado, El Rey Saúl sabía que era Rey, pero no sabía quién era para Dios, perdió tanto su identidad que el realmente pensaba que hacía las cosas para Dios, igual que en los inicios de Saulo, la diferencia entre ambos quienes sirvieron a Dios, es que el primero nunca se dedicó a conocer al Dios que le permitió ser Rey, el segundo se transformó a la identidad de aquel que le quitó la vista y luego se la regresó pero viendo con nuevos ojos, descubriendo su verdadera identidad y sirviéndole hasta el final, hasta terminar su carrera, guardando la Fe.

Aún estas a tiempo de detenerte, si tienes dudas quién eres, si piensas que eres así cuando realmente Dios no te quiere así, ponle freno a ese tren que va a toda máquina sin importar nada ni nadie, si tienes una identidad secreta, una falsa identidad, o has adquirido una por muchas razones, has mostrado quien no eres, la frialdad ha invadido tu corazón y tienes una coraza dura para protegerte que no te hagan daño, es el momento de que junto a Dios descubras cual es tu diseño y para que estas aquí en esta tierra, comenzando de nuevo, esta vez estando consciente quien eres para El, que todo se debe a Él, y que estamos acá en entrega al servicio para los demás, que no se trata de mí, tampoco de ti, que debemos hacer como Dios nos ha ordenado que hagamos, pide a Dios que cuando te mires en ese espejo, cuando no haya nadie, cuando las luces se apaguen y no tengas más nada que hacer, cuando tus fuerzas se acaban, cuando estes solo o sola delante de Dios, levanta una oración al creador y dile que te muestre en ese espejo quién eres y cuando lo sepas, no lo hagas a tu manera, hazla a la manera del Padre Celestial. No hay mayor fracaso que tener éxito en las cosas equivocadas.

Recuerda y jamás olvides que somos HIJO(A)S DE DIOS.

DIOS TE BENDIGA JL.

Día 2

Acerca de este Plan

¿Quién soy yo?

¿Quién soy yo? Una frecuente pregunta que en los próximos 3 días, pido a Dios través de esta lectura, que hable a nuestras vidas para poder encontrarnos en un espejo con ese diseño del Padre en nuestras vidas.

Nos gustaría agradecer a Jann Luis Quintero por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelacruz.com/

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