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Escrito por Natalie, 16 años, de Winter Park, Florida, EE. UU.

¿Alguna vez te has sentido atrapado en una serie de acontecimientos desafortunados, en los que algo triste te llevaba a lo siguiente? ¿Donde parecía que estabas parado en el océano cuando un maremoto te derribó al suelo, y en el segundo en que tuviste la oportunidad de sacudirte la arena y levantarte de nuevo, otra ola te cayó encima? En esos momentos, parece fácil perder la esperanza. Aquí es cuando nuestros pensamientos importan más que nada.

Imagínatelo así: estás en medio del océano, usando un chaleco salvavidas que se llena con tus pensamientos. Tus pensamientos negativos son piedras pesadas, mientras que tus pensamientos positivos son oxígeno. Si eliges tener pensamientos negativos, las piedras llenarán tu chaleco salvavidas y te hundirán bajo las aguas turbulentas. Sin embargo, si eliges tener pensamientos positivos, ¡tu chaleco salvavidas se llenará del oxígeno que necesitas para mantenerte a flote!

Así que, cuando las cosas se tornen difíciles, ¿a quién podemos acudir en busca de positividad? ¿Quién es nuestro oxígeno? ¡Dios! El escritor de Salmos nos dice que Dios, en todas las circunstancias, proveerá. ¡Dios renovará nuestra alegría! Y aunque los mares de la negatividad parezcan grandes, el amor de Dios es infinitamente más grande.

Esta semana, cuando tengas dudas, te desafío a centrar tus pensamientos en Dios. El consuelo que encuentres en Él será tu chaleco salvavidas. Te traerá esperanza y te llevará a salvo a la orilla cuando sientas que las olas rompen a tu alrededor.