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Cuando nos jactamos de nosotros mismos, no solemos concentrarnos en nuestras debilidades. En su lugar, nos centramos en nuestras fortalezas, en las cosas que hacemos bien. Pero, ¿alguna vez pensaste que en realidad podrías emocionarte por tus debilidades? Eso es porque nuestras luchas en realidad pueden ser oportunidades para mostrar el poder de Dios. Cuando sigues a Dios, no tienes que avergonzarte de tus debilidades o de las cosas que te hacen sentir que no eres suficiente. Es en esos aspectos donde la fortaleza de Dios brillará con más intensidad.

Comunícate con el líder de tu grupo pequeño hoy y pídele que te anime para ver el poder de Dios en tus debilidades. Pídele que te ayude a buscar una forma de centrar tus pensamientos en cómo Dios utiliza todos los aspectos de quién eres para demostrar que, en Él, eres suficiente.