Obtener la appNo estoy bienMuestra
El rechazo puede venir de muchos lugares distintos…
Puedes ser rechazado por amigos que deciden que ya no quieren salir contigo.
Puedes ser rechazado por una pareja que decide que ha llegado el momento de romper.
Puedes ser rechazado por un equipo deportivo en el quieres participar, por un trabajo, por una universidad a la que postulas, por una beca que creías que ibas a conseguir. Pero el punto es este: no importa de dónde viene ese rechazo, siempre duele. No lo hace más fácil. Siempre tomamos el rechazo como algo personal. Siempre es difícil superarlo y seguir adelante.
No importa de dónde venga ese rechazo, siempre puedes llevarlo al mismo lugar. En la lectura bíblica de hoy, Pedro escribe que podemos echar todo nuestro estrés y preocupación sobre Dios. Podemos sufrir por un poco de tiempo, pero Dios promete ocuparse de nuestras preocupaciones, nuestro estrés y, sí, incluso de nuestro rechazo. Eso no significa que el dolor desaparecerá de la noche a la mañana. No es así como funciona el rechazo. Lo que quiere decir, es que no tenemos que atravesarlo solos.
Además, Pedro tiene otro recordatorio útil en la lectura de hoy, ¡no somos los únicos que pasamos por esto! Cuando nos sentimos rechazados, es lógico sentirse solo. Pero la verdad es que muchas personas han pasado por lo mismo y finalmente cruzaron al otro lado del río. Puede que ahora no lo veas así, pero algún día tú también lo harás.
Escrituras
Acerca de este Plan
Analizaremos cuatro grandes factores de estrés con los que todos lidiamos, y veremos cómo las palabras de Dios pueden darnos tranquilidad, orientación y ayuda con cada uno de ellos. Hablaremos de lo que Jesús te ofrece cuando no estás bien, lo que Dios quiere que sepas cuando la gente te rechaza, qué hacer cuando no es fácil hacer lo correcto, y veremos lo que Dios tiene que decir cuando estamos preocupados.
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