[Descubre los tesoros del Salmo 23] Mi copa rebosaMuestra

Mi copa rebosa

Es fácil distraerse y sentirse abrumado cuando hay enemigos reconocibles en nuestro camino. En el Salmo 23:5, el Gran Pastor va delante de nosotros para proteger y preservar nuestra vida, de modo que podamos disfrutar de una dulce comunión con Él y no seamos víctimas de las distracciones de este mundo. Él nos unge con aceite: alegría, consuelo y consolación para que nos sintamos a gusto en todo momento. Podemos elegir permanecer en la presencia del Gran Pastor porque hay plenitud de alegría y podemos ver nuestra condición actual bajo una luz diferente. A medida que conozcamos a nuestro Gran Pastor, encontraremos consuelo, paz y seguridad en cualquier circunstancia.

Cuando una copa rebosa, significa que tiene más que suficiente. Lo mismo ocurre aquí cuando David dice que su copa rebosa. Tiene más de lo que necesita en su vida. Cuando podemos desplazar nuestra atención de lo que nos fastidia en la vida, de las cosas que nos faltan, de la presencia de nuestros enemigos, para centrarnos en lo que el Pastor ya ha hecho por nosotros, nuestra perspectiva y nuestro punto de vista cambian.

Fíjate en lo que el Gran Pastor ya ha hecho a lo largo del Salmo 23, de los versículos 1 a 5: Él está contigo. Él te provee para que nada te falte. Te lleva a verdes praderas y a aguas tranquilas. Él restaura tu alma. Te guía en su justicia. Está contigo incluso en los momentos difíciles. Él te consuela. Él va delante de ti y te prepara un hermoso banquete. Te unge con el Espíritu Santo.

Si te enfocaras en estas cosas maravillosas, y no en lo que te molesta, ¿qué haría tu copa? ¡Rebosaría!

Cristo ya ha hecho el trabajo. Preparó la mesa y ungió nuestras cabezas con el Espíritu Santo. Si nos enfocamos en Cristo, veremos que nuestra copa rebosa cada día, incluso en medio de los momentos difíciles. El Cielo ha entrado en medio de nosotros. El Cielo está a nuestro alrededor. Cambia tu perspectiva y considérate abundantemente bendecido, porque el Pastor cuida de ti.

¿Reconoces al Señor cuando se presenta? ¿Ves las abundantes bendiciones del Señor en tu vida? ¿Puedes decir de verdad: «En el Gran Pastor soy abundantemente bendecido»?

En el Señor tenemos plenitud, paz, restauración y justicia, comunión y compañía con Él, y abundantes bendiciones más allá de lo que podamos imaginar, ¡si solo las buscamos!

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