¿Miedos? Espera en DiosMuestra

Muchos tenemos el hábito de posponer o postergar tareas importantes, algunas veces esto lo hago por mi algo de mala memoria, si no pongo una alarma para algunas tareas, estas se quedarán sentada en la silla del "cuando recuerde que estaba a punto de hacer...".

De igual modo, usted podría posponer algo por cuestión de tiempo o por otra actividad que se hace más importante que la primera...

Pero hay otro término para referirse a posponer o postergar: *procrastinación*.

"Hábito de retrasar actividades o situaciones que *deben atenderse*, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables *por miedo a afrontarlas o pereza a realizarlas*".

No se trata solo de "dejar algo para después" sino de fabricar las excusas para no accionar; y que una de esas razones sea "miedo a afrontar" da sentido a las veces que nos han invitado a aceptar a Cristo en nuestras vidas y que hemos respondido: "debo primero organizar mi vida...".

Llevo caminando de la mano de Jesús 22 años y una de las enseñanzas más importantes que he tenido que afrontar es que aun hoy, después de más años de haber recibido aquella primera invitación, yo no hubiera estado lista por mi cuenta de siquiera dirigirme en oración al Señor".

Imagina que aquella noche que Jesús en el Getsemaní (Mateo 26:36-46), le hubiera dicho a Dios: Padre, vamos a dejar esto para cuando la humanidad se haya arrepentido de sus pecados... No sé tú, pero yo no quiero ni imaginarlo.

Sin embargo, Jesús dijo: "Hágase TU voluntad".

El verso de hoy dice que su amor por nosotros es tan grande que no espera que nosotros le amemos primero o arreglemos nuestro embarre pecaminoso antes de entrar a nuestro corazón, sino que al entrar y Él lo arregla.

Si aun hoy sabiendo que Jesús te ama y tienes algún miedo que te haga creer que Dios no te abrirá sus brazos, hoy te recuerdo que ya sus brazos están abiertos para ti, deja eso que se ha convertido en tu excusa ya mismo y ve a Cristo...

Recuerda que es pecado saber lo que se debe hacer y luego no hacerlo (Santiago 4:17).