INTACHABLE en nuestra manera de pensar

Muchas veces llegamos a creer que no hemos pecado porque no hicimos nada malo, refiriéndonos a la “acción” como tal. En estos tiempos, he escuchado a personas decir que son buenas y que no hacen nada malo, pero ¿dónde realmente comienza el mal? ¿En la acción o en los pensamientos? Leamos lo que nos dice la Biblia en Mateo 15:19.

Y es muy cierto, nos dice, que el núcleo de todo se encuentra en nuestro corazón, y los pensamientos. Este versículo nos revela que lo malo comienza y nace en nuestro interior, y no hay absolutamente nada bueno dentro de nuestros pensamientos sin Dios. La Biblia lo explica claramente cómo es que el hombre fue separado de Dios por su pecado y ahora necesita un intermediario para comenzar una nueva relación con Él y ser restaurado. A pesar de que nuestras malas acciones en ocasiones no se concretan, hemos dejado que malos pensamientos dañen y contaminen nuestras vidas.

Reflexiona conmigo un momento y ponte a pensar lo que pasó por tu mente y tu corazón cuando papá o mamá cometieron una injusticia contra ti. Sí claro te dolió, te lastimó pero también quizá te dejaste llevar por el enojo, la ira, el rencor o quizá hasta la venganza. Tus padres puede que no se dieron cuenta de lo que inició en tu mente o corazón pero Dios sabe que diste riendas sueltas a tus pensamientos y te contaminaste. ¿Te das cuenta que sí hacemos eso? No necesitamos llegar a la acción para decir que ya pecamos. Lo más peligroso se da cuando permitimos que el mal se enseñoree y colocamos un muro para que nadie vea que estamos ocultando eso feo y malo en nuestra mente y corazón.

Albert Einstein dijo: “El mal es el resultado de la ausencia de Dios en el corazón de los seres humanos”. Esto es tan cierto porque si tan solo nuestros corazones fuesen llenos con más de Dios y Su presencia nuestras vidas serían completamente distintas a lo que hoy son. De repente, nadie conoce lo que está pasando en tu interior pero hay uno que sí y ahora puedes entender por qué te sientes tan aplastado por dentro y sin fuerzas para continuar. Te preguntas, ¿qué debo hacer? Aquí te doy algunos consejos para ser intachable en tu manera de pensar:

Uno, pídele al Señor que examine tus pensamientos y tu corazón, que se encargue de luchar por ti cada batalla y limpiar tu mente de todo pecado. Dos, vive en transparencia delante del Señor y los demás, puede que por fuera intentemos mostrarnos de una manera diferente a cómo estamos internamente pero aprende a ser vulnerable y a reconocer tus limitaciones. Y tres, busca ayuda en otros líderes maduros en la fe porque todos pasamos tormentas y debemos confiar que Dios nos ha puesto una familia en Cristo para ayudarnos los unos a los otros.