3 Grandes Lecciones Que AprendíMuestra

Es bueno tener un plan, pero mucho mejor es el plan de Dios.

Lucas 14:28

Si alguien va a construir una torre, se sienta primero a hacer un plan, ¿verdad? Tiene que ver si tiene el dinero para hacer el trabajo.

A principios de la historia, en el versículo 15 dice que Jesús les habla acerca de seguirle a Él. Él nos garantiza la victoria en todo, y se asegura de guiarnos a la victoria según Dios.

Algo que siempre hice al leer estos versículos fue pensar: “Bueno, Dios me está diciendo que lo analice bien, si quiero seguirle o no… Él me está diciendo que debo tener un plan, y que si realmente puedo pagarlo, entonces podré seguirle”.

Pero no fue hasta este tiempo que Dios me lo mostró diferente.

¿Quién quiere construir mi vida? ¿Él o yo?, ¿Quién quiere asegurarme la victoria? ¿Él o yo?
Por supuesto que Él. Así que no es mi plan. Es Su plan. Jesucristo, mi Dios es el plan.

Creo que Dios está diciendo: “Vas a tener que dejar muchas cosas… Familias, casas, y tu vida, pero yo tengo un plan; no soy un edificador cualquiera, y si yo te digo que voy a construir algo grande en tu vida, ¡es verdad! Yo voy a pagarlo, tengo el dinero para hacerlo, y conmigo no se dirá: empezó a construirlo, pero no fue capaz de terminarlo; pues la buena obra que comencé en ti, la llevaré hasta su perfección. Tú decidiste poner tu vida en rendición a mí, yo soy tu rey, y cualquier batalla que enfrentes también estará en mi plan”.

Él es el plan. El Plan Perfecto.

Hemos decidido seguirle y Él ya lo sabe, Él sabe las batallas que vienen, el precio de las cosas, y Su edificación en nosotros.

Él es el constructor que llevara felizmente al término Su edificación y Él es el rey que comandará ejércitos a la victoria.

Podemos estar seguros qué Su plan no falla.

En Jeremías 29:11 dice que Él tiene planes de bien.
Él no dice: “arma tu plan”. Él dice: “Yo tengo un plan para ti”.

No malinterpretes, creo en una vida planificada, en metas, sueños y desafíos. Pero, también sé que si le dejas esto al constructor por excelencia, Él sabrá el mejor camino.

Puedes oírle: “Yo estoy construyendo algo y no quedarás en vergüenza”.

Él te garantiza la victoria, no según el mundo, sino según lo que Él dice que es victoria.