3 Grandes Lecciones Que AprendíMuestra

Las emociones no son buenos gobernadores.

Se parecen a: “Un faraón muy emocionalista”.

Éxodo 8:8-15: Este faraón del que voy a hablar era muy particular. No conocía a José ni cómo este ayudo a su nación. No conocía a Abraham, y mucho menos por qué los israelitas vivían allí.

A este faraón se le metió algo en la cabeza, una situación hipotética: “Los israelitas se multiplicarán y nos van a gobernar”. En vez de solo echarlos de su tierra, los pone a trabajar en dura esclavitud.

¿Por qué el faraón hace todo esto? Lo hace por temor, no lo hace por motivos de construcción. Solo espera que en algún momento ellos dejen de existir, y que estén tan unidos a ellos que nunca más se hable de Israel.

Todo fue una reacción de temor: la muerte a los bebés, hacerlos trabajar duro, el resentimiento hacia una gente que no conocía.

¿Por qué? Por temor, un sentimiento que el mismo faraón no fue capaz de gobernar. Podía gobernar gente, ciudades, príncipes, pero ese temor lo gobernó a él.

Nuestras mentes son gobernadas por Cristo, y Él hace que todo temor se sujete.

Por otra parte, no podemos permitirnos ser como el faraón.¿Cómo? Que nuestras emociones nos gobiernen.

¿Viste cómo era el faraón? Él decía: “Quiero que ores por mí para que se vaya esa plaga” y luego que se iba, volvía a lo que era. ¿Te ha pasado? "Si me pasa algo malo, busco a Dios, y si la tormenta se tranquiliza, entonces dejo de buscarlo".

No está mal buscar a Dios en tu desesperación, porque en realidad el Único que tiene poder para librarte es Dios. Pero, ¿y si Dios quiere más que solo darte un respiro de libertad? ¿y si quiere que vayas a la tierra prometida?

Algunas veces tenemos que dejar que Dios inunde todos esos faraones, todos esos temores, incertidumbres, angustias y permitir que Él nos guíe.

¿Recuerdas al faraón que dignificó a José? Aun él se dio cuenta, que alguien con el Espíritu de Dios es el único que puede gobernar. ¿Por qué no dejar que Dios gobierne tu vida?

A veces tendrás miedo, tristezas, rabias, pero no es igual que ellas gobiernen, a que ellas sean gobernadas por Cristo.

Que tu vida no sea un sube y baja de emociones, sino un reflejo de el Rey verdadero que llegó.