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Guerra espiritual

La oración es nuestra arma cuando tenemos que luchar en batallas espirituales reales, aunque no se vean. Vivimos en un mundo que se mueve muy rápido, y cuando enfrentamos retos, podríamos tender a buscar soluciones prácticas o no espirituales a nuestros problemas. En la medida en que la oración se convierta en tu receta secreta, ¡te animamos a que sea tu primera respuesta! ¡Oramos por todo! En ocasiones, nuestras batallas no son solo prácticas, mentales o emocionales, sino que tienen una raíz espiritual. La Biblia dice en Efesios 6:12: "Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales". No debemos temer cuando caminamos en la victoria de Cristo Jesús, pues Él ya conquistó la muerte mediante Su resurrección. Vivimos con la tensión de saber que ya tenemos Su victoria final mientras resistimos los ataques del enemigo en la tierra. Estamos equipados con el Espíritu Santo, la oración, y la Palabra de Dios. La Biblia está llena de la verdad y las promesas de Dios para resistir en el Espíritu y buscar la voluntad de Dios con nuestras oraciones.

Aplicación/ Reflección:

• ¿Cómo te pide Dios que luches espiritualmente por Su voluntad en este mundo y en tu vida?
• ¿Cómo puedes interceder y orar en contra de la guerra espiritual en las vidas de aquellos que te rodean?
• ¿Cómo has experimentado la victoria en Jesús?

Oración:

Señor, me arrepiento por las veces en las que he buscado soluciones terrenales a problemas espirituales. Oro para que agudices mi discernimiento cuando se trata de asuntos espirituales. Oro para que me hagas más consciente de los ataques espirituales y de los recursos con los que me has equipado para luchar y ganar batallas espirituales. ¡Gracias porque ningun plan contra mí prosperará! Oro para que intervengas en mi nombre y en el de mis seres queridos. Oro en contra de cualquier ataque del enemigo sobre mi mente, mi salud, y mi espíritu. Clamo por la victoria y protección en el nombre de Jesús, oro, ¡amén!