El trabajoMuestra

Trabajar no solo implica poner en práctica los conocimientos y aptitudes que cada uno tenemos para desarrollar y ejercer nuestra vida laboral, vas más allá, y mas aún, nosotros como cristianos.

Si bien es cierto que algunos son sus propios jefes, también es verdad que en la vida laboral uno nunca se mueve solo. El apóstol Pedro nos anima a guardar respeto por nuestros jefes, lo cual a veces es muy difícil de hacer, pero Pedro no ignoraba eso, puesto que nos enseña que no solo se respeta a aquellos jefes que son buenos, considerados y amables con nosotros, sino también aquellos que son más ásperos y difíciles de soportar. ¿Te das cuenta? Pedro no ignoraba que es muy difícil soportar algunos jefes, pero aun así, merecen nuestro respeto.

Respetarles y trabajar diligentemente nos hace ser aprobados por el Padre, y en cada comportamiento que nosotros podemos replicar del carácter de Jesús, nos hace llenarnos de más y más bendiciones. Incluso la Biblia nos enseña que hay recompensa, como todo lo que hacemos dirigidos por el Espíritu Santo.

Déjame ponerlo de la siguiente manera: Dios tiene bendiciones para ti, Dios pone un trabajo en tus manos, Dios no añade aflicción con esa bendición, Dios te ha dado la capacidad de realizar ese trabajo con excelencia. Dios espera de nosotros que le honremos trabajando de manera eficaz y eficiente, siendo esto una muestra de que agradecemos y valoramos lo que Él nos ha dado. Dios nos suple conforme a Su propósito y voluntad a través de esta bendición. Dios prometió sustentar nuestra vida con abrigo, techo y aliento que no nos "cae del cielo", sino por medio del trabajo. Es decir, enumerando esto y muchísimas cosas más, nos damos cuenta que la bendición de trabajar es una acto de la voluntad de Dios que nos demuestra una vez más que Su amor por nosotros es inconmensurable. Entonces, hagamos nuestro trabajo como si fuera para Él. Es más, siempre y en todo momento es para Él, pues le pertenecemos.