Más Que OrarMuestra

Corre Y Serás Levantado

Alguna de las cosas que estoy seguro que te desaniman (y mucho), son tus debilidades y el carácter propio con el que tienes que lidiar día a día. Muchas veces me he mirado al espejo con mucho enojo hacia mí mismo. Nuestro peor enemigo es nuestro propio yo, nuestro viejo hombre, que día a día nos presenta batalla, pero debemos pelearla con ahínco, con esmero y con fe.

Lidiamos a diario, a cada minuto, cada segundo, con nuestras propias concupiscencias, nuestros propios deseos carnales, pensamientos que no se sujetan a la obediencia a Cristo, y esto nos tira abajo el ánimo, las ganas de orar, de ser, luchar, de pelear por la santidad. En cierta manera sentimos que a otros les es: "Más fácil porque no tienen las debilidades y/o problemas que yo tengo'. Pero, créeme que todos al mirarse al espejo cada mañana quieren romperlo, porque todos tienen algo que rendir ante Dios, algo que está ahí y DIOS LO PERMITE, para que volvamos a mirar al cielo una vez más.

Hay esperanza, no estamos solos en esta lucha. Piensa ahora mismo que millones de redimidos en todo el mundo están pasando por algo que Dios permitió, para acercarlos más a Su corazón. Piensa en esto, y ponte a trabajar, y créeme que lo siguiente te ayudará.

Uno de los versículos baluarte en mi vida y día a día es el siguiente:

Un lugar de refugio

"Torre fuerte es el nombre de Jehová, a Él correrá el justo y será levantado".

Hay una sola opción para el que corre a Dios: Ser Levantado. Correr implica diligencia, correr hacia una persona o lugar para buscar refugio denota la seguridad que tengo de que en ese lugar estaré bien.

En cada situación de nuestra vida debemos aprender a correr a Dios. Sin importar que hayas hecho hoy, corre al trono de la gracia pues el camino está abierto, y fue abierto por la sangre de Jesucristo. Cuando pienso en Jesús y en lo que le costó Su sacrificio, vuelvo a recordar que no vale la pena quedarme tirado, mi Señor no se merece eso, mi Salvador merece mi confianza, mi trabajo y diligencia para correr a Él, y entonces, solo entonces, seré levantado.

Decía un ministro a quien admiro mucho: La manera de correr a Dios no es con tus pies, sino con tus rodillas. Corre a Dios en medio de tu debilidad, pecado, circunstancia, y encuéntrate con la única opción que Él tiene para nosotros: SER LEVANTADOS.

Ora conmigo.

Padre Bueno, gracias porque ahora mismo estoy en buenas manos, en las Tuyas. Tú sabes lo que necesito, Tú lo sabes todo. Reconozco mi pecado, mi debilidad, ya no puedo y no quiero seguir peleando en mis fuerzas. Hoy una vez más, con humildad recibo Tu perdón y Tu gracia para caminar en esta vida, y así ser levantado. Tú eres mi torre fuerte, corro a Ti ahora mismo, en el nombre de Jesús, amén.