La Biblia en un AñoMuestra

Reflexión: SUS BRAZOS SIGUEN ABIERTOS

"¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado!" (Isaías 30:1)

Los “ayes” son muy utilizados en el Antiguo Testamento para expresar el sufrimiento y el dolor que vendrá como resultado de alejarse y darle la espalda a Dios. Dios tiene una vida plena para su pueblo, pero cuando nos alejamos de Él, esto comienza a cambiar y se transforma en todo lo contrario. Con el tiempo, la plenitud se transforma en dolor, en angustia, en miseria, en enfermedad... Pero no debemos seguir a Dios por temor, sino más bien por amor. Por cuanto Él nos amó primero y con cuerdas de amor nos atrajo hacia Él.

¡Cuánto dolor se genera en el corazón de Dios, después de haber gustado Su amor y salvación, al vernos alejarnos de Él! En ocasiones el alejamiento suele ser paulatino, lentamente dejamos de asistir a nuestro grupo pequeño, luego dejamos de servirlo y por último ya no tenemos tiempo para congregarnos. Caemos entonces en las trampas de Satanás, quien nos vuelve a cegar. No obstante, Dios siempre nos espera con los brazos abiertos, nunca nos rechazará; Su amor no cambia.

Desafío: Si te estabas alejando este es el día para detenerte, y volverte a Dios de todo corazón, haz a un costado la vergüenza, trágate tu orgullo y corre nuevamente a los brazos amorosos de nuestro Dios. Él no se ha olvidado de ti, sigue esperándote.