La Biblia en un AñoMuestra

Reflexión: NO ESCUCHES TODO LO QUE SE HABLA

"Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan, para que no oigas a tu siervo cuando dice mal de ti; porque tu corazón sabe que tú también dijiste mal de otros muchas veces" (Eclesiastés 7:21-22).

Con qué facilidad solemos engancharnos en las palabras de otras personas. Existen todo tipo de expresiones como las ociosas, de doble sentido, otras que brotan del dolor, de la envidia, y otras que son críticas constructivas que nos ayudan a crecer y avanzar. Solo a estas últimas debemos darles lugar; al ver de dónde vienen y con qué intenciones lo hacen, podemos asimilarlas. El sabio es aquel que sabe escuchar. El dicho dice:“No hay peor sordo que el que no quiere oír”. El orgullo hace que nos creamos que lo sabemos todo y que no necesitamos consultar nada con nadie.

Las personas que nos aman o presiden en la obra de Dios, nos aconsejan con sabias palabras para que podamos llegar a un buen puerto.

Por otro lado, tenemos la Palabra de Dios que, al oírla y ponerla por obra, nos hará crecer y desarrollarnos en todos los órdenes de la vida.

Desafío: Si estás tomando algún tipo de decisión trascendente, consulta con Dios primero, pídele una palabra rhema; segundo, pídele consejo a tu familia; por último háblalo con tus líderes y pastores para saber cuál es la voluntad perfecta y santa de Dios. Así evitarás tomar decisiones de las cuales podrías arrepentirte.

Te recuerdo: En la abundancia de consejo hay sabiduría.