SOY LIBRE

¿Sabías que la falta de perdón afecta tu salud mental?

Lucas 6: 27-35 dice: "Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan, Si alguien te pega en una mejilla, vuélvele también la otra. Si alguien te quita la camisa, no le impidas que se lleve también la capa, dale a todo el que te pida y, si alguien se lleva lo que es tuyo, no se lo reclames, traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes”. Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio.Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque Él es bondadoso con los ingratos y malvados.

¿Alguna vez te has encontrado definiendo tu vida por lo que has experimentado en aquel horrible momento?

Cuando tu corazón ha sido destrozado y cambiado en algo que aún no se siente normal dentro de tu pecho, emplear la palabra PERDÓN podría parecer algo irreal en una conversación.

El impactante día que descubriste algo en tu familia, el divorcio, la muerte injusta y no puedes creer que esa persona ya no está; la conversación llena de odio, la violación, el robo de los ahorros de toda tu vida, la infidelidad, el desprecio, el rechazo, la soledad… El día que todo cambió.

Ese momento marcado en el tiempo, la vida anterior, la vida de ahora. ¿Es posible superarse de algo así? ¿Será posible crear una vida hermosa de nuevo?

El perdón es difícil concederlo, pero es extraordinario recibirlo. Pero cuando lo recibimos abundantemente del Señor Jesús y nos negamos a darlo, comienza a formarse un peso en nuestras almas. Mi capacidad de perdonar a los demás es posible cuando me acerco a lo que Jesús ya hizo en la cruz, aquello que permite que Su gracia fluya libremente a través de mí.

El perdón no es un acto de mi determinación. No es en mis fuerzas. El perdón solo es posible si decido hacerlo, gracias a mi cooperación, porque Jesús ya lo ha hecho posible Efesios 4:32: Mas bien sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios perdonó a ustedes en Cristo.

Una manera de perdonar es aferrarnos a los brazos extendidos de Jesús, ensangrentados por la crucifixión y goteando con la redención. Él perdona todo lo que nunca podríamos ser lo suficientemente buenos para hacerlo.

Reflexiona:

¿Cuál es tu reacción inicial a la palabra “Perdón”?

¿Cómo te anima saber que el perdón es posible gracias a nuestra cooperación porque encontraste una razón en Jesús?

Pasa algún tiempo escribiendo un diario sobre esto hoy. Invita a Dios a tus preguntas y a tus dudas.

Oración:

Jesús, enséñame a obedecer Tu palabra, y a perdonar a todos mis enemigos y a aquellos que me han hecho daño. Ayúdame a superar las heridas del pasado para poder sanar mi corazón, ser libre y tener paz que sobrepasa todo entendimiento. En el nombre de Jesús, amén.