[La Vida De David] Una Noche De Pasión Se Convierte en Una Vida De DolorMuestra

Lo que satisfice de verdad

La edad puede aburrirnos, el éxito puede cegarnos y la indulgencia puede estimularnos. David era el rey de Israel. Lo tenía todo. Probablemente había hecho todo lo que quería hacer. Estoy seguro de que empezaba a hacerse las mismas preguntas que nos hacemos nosotros cuando llegamos a una cierta edad, lo tenemos todo y empezamos a aburrirnos. Preguntas como: ¿Qué más puedes hacer ahora que eres el rey, o estás jubilado, o tus hijos son mayores o has terminado tu último proyecto? ¿A dónde más puedes ir? ¿Hasta dónde puedes llegar? Podemos empezar a preguntarnos qué hay de nuevo ahí fuera. Quizá hayas comido en todos los restaurantes de tu ciudad. Has viajado a todos los lugares a los que querías ir; has estado en la montaña y en la playa. Has tenido todos los vehículos que te han gustado. Tienes la casa de tus sueños. Has hecho todo lo que hay que hacer. Y ahora te aburres.

El éxito puede cegarnos. Cuando tenemos mucho éxito en nuestras vidas, carreras y vida familiar, podemos empezar a pensar cosas como: «Nunca me pasarán cosas malas. Tengo éxito. He sido un luchador, he salido adelante, he dado un paso adelante. Yo soy el que gana». Tal vez David pensó: «Ya no necesito ir a la batalla porque soy muy exitoso. Soy el rey. Tengo todo lo que siempre quise. Todo el mundo hace lo que yo le digo que haga. Consigo que las cosas se hagan. No pierdo batallas. Gano batallas». El éxito se volvió enceguecedor para él y la indulgencia comenzó a ser su único estímulo. «Solo quiero más. Quiero más de esto y más de aquello». ¿Cuánto dinero se necesita para satisfacer a alguien? Un dólar más.

En este mundo, Dios ha conectado una paradoja que va en contra de la idea de satisfacción del mundo. Es mejor dar que recibir. El camino ancho lleva a la destrucción y el camino estrecho lleva a la vida. El que encuentra su vida la perderá y el que la pierde la encontrará. Si eres humilde serás exaltado; si eres exaltado, serás humillado. La satisfacción sexual proviene de una mujer y un hombre en un matrimonio para toda la vida.

David tenía muchas esposas y muchos hijos. Sin embargo, quería más. Experimentó la tentación sexual. La satisfacción viene del sexo dentro del matrimonio en una relación íntima. Cuando somos íntimos en la conversación, en nuestros acuerdos de vida, en nuestras finanzas y emociones, esta intimidad se expresa físicamente. La pornografía no satisface; las múltiples parejas no satisfacen. Honrar a Dios en el matrimonio, con tu cónyuge ¡eso sí que satisface!