Hermosamente RendidaMuestra

Lidia: Plantando una Iglesia

Lectura: Hechos 16:11–15, 40

DEVOCIONAL: Hechos 16:15

Cuando ella y toda su casa fueron bautizados, nos hizo esta invitación: —Si consideráis sincera mi fe en el Señor, os ruego que os hospedéis en mi casa. Y nos instó con determinación a que nos quedásemos.

Cuando Pablo, Silas y Timoteo estaban en Filipos, salieron a buscar judíos orando juntos para poder hablarles de Jesús. El hecho de que tuvieran que salir por las puertas de la ciudad para encontrar un grupo reunido en sábado muestra que no había suficientes hombres judíos en la ciudad para tener una sinagoga, lo cual es notable ya que solo se requerían diez hombres.

Pablo y sus compañeros se encontraron junto al río. Hablaron a las mujeres que estaban allí reunidas, una de ellas se llamaba Lidia. Era vendedora de púrpura, lo que significa que era una mujer de negocios y una exitosa en eso. La tela que vendía era cara; sólo los ricos podían permitírselo. Invitó a Pablo, Silas y Timoteo a su casa, una indicación de que ella era una mujer adinerada con espacio extra para visitas.

Lidia no sabía con quién se encontraría en el río ese día. Ella era una gentil temerosa de Dios, pero no tenía una relación con Dios. Él la encontró a la orilla del río. Abrió su corazón para que ella creyera que lo que Pablo, Silas y Timoteo compartían era verdad. Cuando Lidia confió en el Señor, su decisión tuvo un efecto dominó.

Fue bautizada de inmediato, junto con su familia, probablemente incluidos los sirvientes y los niños. Aunque no se registra el número de bautismos, podemos ver que la influencia de Lidia cambió la vida de los de su círculo.

El legado de Lidia es poderoso. Se la considera la primera cristiana convertida en Europa y es probable que en su casa reuniera a la primera iglesia de Filipos. Cuando Pablo y Silas fueron liberados de la prisión, se detuvieron en la casa de Lidia antes de salir de la ciudad, para animar a los creyentes de Filipos.

Cuando Lidia llegó al río ese día, no sabía que iba a tomar una decisión que cambiaría su vida. Pero, con un corazón abierto y una mente abierta, sería encontrada por Dios justo donde estaba, y como resultado Su iglesia creció. No importa cuál sea tu nivel de influencia, puedes dejar un legado impactante. Cuando somos fieles con los recursos que Dios nos ha dado y fieles para contarles a otros acerca de Él, no hay límite para lo que Él puede hacer a través de nosotras.