El nombre de DiosMuestra

Santificado sea

Santificado sea tu nombre. ¿Reconoces esas palabras? Son la segunda línea (y la primera petición) de la oración más famosa de todos los tiempos: el Padrenuestro. ¿Sabes lo que significan? (¿Apostaría su teléfono celular a su respuesta?) ¿Santificado? ¡Es una palabra que en realidad no usamos, nunca! ¿Es como... Hallow-een? ¿Esta es la forma en que los caballeros británicos se saludan? ¡Hallow! (que significa reliquias, que es dar a algo una gran importancia y respeto, muchas veces porque es muy antiguo) ¿No es este el nombre del último libro de Harry Potter?

Déjame ayudarte. Santificado es una palabra que técnicamente significa «honrar como sagrado». Pero prefiero la siguiente definición: «pensar que alguien es maravillosamente diferente», en este caso, el nombre de Dios (lo que pensamos de Dios). Eso me ayuda a entender la famosa oración de Jesús. Lo primero que hay que pedir en oración, incluso antes del pan de cada día y el perdón de los pecados, es ayuda para pensar que nuestro Padre es maravillosamente diferente. Porque si pienso que Dios es diferente de todo lo que amo en esta vida, que Él es infinitamente mejor que las mejores partes de mis días, mi alma se emociona para adorarlo.

Así: «Padre, abre mis ojos para que vean que eres más hermoso que el sol; que eres más fiel que mi golden retriever; que eres más emocionante que un touchdown en el último segundo. Eres más cautivador que los deditos de los pies de mi nieta recién nacida. Eres más agradable que la pasta perfectamente cocinada. Eres más indulgente que mi mejor amigo. De un millón de maneras, Padre, tú eres más. Eres diferente, maravillosamente diferente».

Eso es lo que Jesús quiso decir cuando enseñó «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre» (Mateo 6:9).