La vida de un líder de alabanzaMuestra

Alabanza en movimiento 

"Hablará mi lengua tus dichos, porque todos tus mandamientos son justicia" (Salmo 119:172 ).

¿Qué causa que cantes? Podría venir de una melodía, un recuerdo o algo en el corazón. Pero en el fondo del corazón, hay una canción que Dios está cantando. ¿La oyes? (Salmo 81:2) 

Como seres humanos, que tienden a gravitar hacia las rutinas, todos somos susceptibles de pasar por los movimientos. Cuando se trata de la adoración a Dios, Él nos llama a bajar la velocidad. Él nos llama a la calma; nos llama a estar quietos y saber que Él es Dios. 

Cuando el Señor nos regresa al centro, nos consuela y protege. Él nos trae a memoria todas las cosas que ha hecho por nosotros. Cuando le pedimos al Señor que nos guíe y profundizamos en Su Palabra, nos llenamos de Su conocimiento y entendimiento. Somos uno con el Padre por medio de Jesús y el poder del Espíritu Santo. 

Es más que saber lo que tenemos con Dios: una expectativa, un gozo y una esperanza que nos lleva a la comunión con Jesús. Su deseo es que estemos a Su lado. El movimiento de Su mano nos acerca más a Él en Su presencia. 

Esta profunda comunión con Dios, y la experiencia de cada momento de cada día con el Señor, hace a nuestras bocas cantar y a nuestras lenguas alegrarse. No es por nuestras palabras, sino por las suyas. "Que mi lengua cante Tus palabras..." 

Cantamos de la Palabra plantada en nuestro corazón: Su salvación, refugio, fortaleza y alegría. Que la mano de la misericordia nos permita conocerle más profundamente (Colosenses 3:16). Adoramos, no por los movimientos, sino por movernos a través de Jesús.