Fuiste creado para un momento como este: un viaje de cinco díasMuestra

La historia de Ester llega a su fin con el decreto del rey de que los judíos podían defenderse en todas las provincias de Persia. Mardoqueo ocupaba ahora la posición de poder de Amán, y los que tenían autoridad le temían y ayudaban a los judíos a derrotar a sus enemigos. Todo un cambio para el hombre que solo quería pasar desapercibido. Pero también fue un cambio para el pueblo de Dios.

Se había escrito un nuevo capítulo en su historia. Se dieron cuenta de que podían abrazar su identidad, incluso en el exilio, y confiar en la mano de Dios. No había necesidad de ocultar su nacionalidad. Una persona de fe podía ser una persona de influencia. Mardoqueo, el hombre de la puerta, se convirtió en Mardoqueo, el judío de la corte. Ester, la reina tranquila, se convirtió en Ester, la heroína judía.

Mardoqueo y Ester querían asegurarse de que el pueblo recordara este momento y encargaron una conmemoración anual. Al igual que los cristianos leen la historia del nacimiento de Jesús en Navidad, los judíos leen la historia de Ester durante la fiesta de Purim. Es un recordatorio de que el día de la ejecución de los judíos había llegado, pero ellos seguían en pie.

Todos necesitamos esos recuerdos que nos refresquen la memoria. Cuando los tiempos son difíciles, tendemos a olvidar que Dios siempre está a nuestro favor, no en contra, y que está obrando por nosotros. Necesitamos el recordatorio continuo de que está cerca de nosotros, no lejos. Que está ocupado, no dormido. Que puede hacer belleza de las cenizas, alegría del luto y gozo de la tristeza.

Los tiempos de lucha pueden ser tiempos traicioneros para el corazón humano. Cuando llegan las tormentas, podemos ser presa fácil del desánimo y la derrota. Pero estas temporadas también pueden ser un tiempo de desarrollo. Nos amargan o nos hacen mejores. La historia de Ester nos ayuda a tomar la decisión correcta. Nos ayuda a desviar nuestra atención de las luchas que tenemos a mano y a reflexionar sobre el poder de nuestro Dios. Cuando crees que Dios es pequeño, los problemas parecen grandes. Pero Dios es grande y hace que un santo permanezca firme.

Recordemos la celebración de Purim que nos dio Jesús. Satanás había tramado matar al Hijo de Dios y frustrar para siempre el plan de salvación del Todopoderoso. Desde el punto de vista humano, parecía que Satanás había ganado cuando Jesús fue ejecutado en una cruz romana. Pero esa misma cruz resultó ser su perdición. Este instrumento de muerte para Cristo se convirtió en un instrumento de vida para nosotros. Al compartir la santa cena, recordamos lo que Jesús hizo por nosotros a través de su cuerpo roto y su sangre derramada.

Cuando te preguntas qué bien puede salir de tu mundo roto, de tu fe agujereada o de tus frágiles sueños, la historia de Ester dice: «Mucho bien puede salir de ello». Purim dice: «Dios hace grandes cambios». La santa cena dice: «Recuerda siempre lo que Jesús ha hecho por ti».

Solo te corresponde a ti recibirlo. Recibe la copa. Recibe el pan. No te dejes vencer por las malas noticias. No seas víctima de las voces del pánico y del caos en tu mundo. Recuerda siempre que tienes un Dios bueno, que tiene un buen plan, y que ese plan está revelado en su buen libro. La confusión y la crisis de hoy serán la conquista de mañana.

Cuando tus desafíos quieran amargarte, replantea la lucha como lo que es: una oportunidad para que tu Padre celestial vuelva a darle la vuelta a una historia y resucite la vida de la muerte. Dile a tu tormenta lo grande que es tu Dios. Descansa seguro en las manos de tu Dios vivo y amoroso. Pero no te detengas ahí. Sal y cuenta a otros todo lo que Dios ha hecho.

Fuiste creado para hacer la obra de Dios en este tiempo y declarar su bondad. Este es tu momento Mardoqueo y tu momento Ester. Tú —sí, tú— fuiste hecho para este momento.

Responder

• ¿Qué te ayuda a recordar lo que Dios ha hecho en tu vida?
• ¿Cómo han servido los tiempos de lucha en el pasado para hacerte más fuerte?
• ¿Cómo vas a afrontar tu próxima oportunidad para que Dios dé vida a tu historia?

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