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La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2022

DÍA 237 DE 365

Familia



Un padre muy ocupado buscaba la manera de entretener a su hija pequeña. Encontró un mapa del mundo en una revista y lo cortó en muchos pedazos. Después, le dio las piezas a la niña sugiriéndole que intentara recomponer el mapa.

Después de muy poco rato, la niña le dijo que ya había terminado. Sorprendido por lo rápido que lo había completado, le preguntó cómo lo había hecho tan rápido, a lo que le respondió: «Cuando arrancaste la página de la revista me di cuenta de que en la parte de atrás de la hoja había una imagen de un hombre y una mujer. Pensé que si era *capaz de volver a unir al hombre y a la mujer, podría volver a unir el mundo*».

El matrimonio y la familia son de una importancia enorme. Son parte del orden natural de Dios y una parte vital del tejido de la sociedad. El papa Juan Pablo II escribió en una ocasión que la familia es el «fundamento» de la sociedad y la «alimenta» continuamente.

Nicky y Sila Lee han invertido sus vidas en fortalecer los matrimonios y la vida de las familias. Sus cursos y sus libros como *Él y ella* y *El libro de padres* han tenido un profundo impacto en la vida de miles de personas de nuestra iglesia local, y ahora lo tienen en muchos países de todo el mundo. Recientemente, un oficial del gobierno de un país les dijo a Nicky y a Sila: «Una sociedad sólida depende de tener familias sólidas; las familias fuertes dependen de los matrimonios fuertes. Es por esto por lo que me interesa el trabajo de ustedes».

La Biblia tiene muchísimo que decir acerca de la vida familiar. No solo tenemos una familia natural sino que como cristianos también somos parte de la iglesia, la cual es vista por el Nuevo Testamento como la «familia de Dios».

Salmos 102:18-28



1. Los niños y la próxima generación


Toda generación tiene la responsabilidad de pensar en el futuro y planear el mismo. No solo tendríamos que preocuparnos de lo que pasa en nuestro tiempo, sino también de la generación venidera. El salmista está preocupado por la próxima generación: «Que se escriba esto para las generaciones futuras, y que el pueblo que será creado alabe al Señor» (v.18).


Jesús es la clave para cada generación; el escritor de los Hebreos cita los versículos 25–27 de este salmo y los aplica a Jesús (Hebreos 1:10–12): «Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos» (Hebreos 13:8). Él afirmó: «La tierra, y los cielos son la obra de tus manos» Salmo 102:25). Jesús estará ahí para siempre: «Tú eres siempre el mismo, y tus años no tienen fin» (v.27).


El salmo termina con esta esperanza para la generación venidera: «Los hijos de tus siervos se establecerán, y sus descendientes habitarán en tu presencia» (v.28).


Esta es la esperanza, la oración y en alguna medida, la promesa. Mientras que todo el mundo es responsable de su propia vida, en un sentido Dios trata a la gente como familias. Podemos esperar, orar y creer que nuestros hijos vivirán en Su presencia y se establecerán ante Él (v.28).



Señor, gracias por esta esperanza que tenemos para nuestros hijos. Oro por mi familia y por aquellos que están en la iglesia, para que vivamos en Tu presencia y que nuestros hijos crezcan conociéndote, amándote y sirviéndote, y sean establecidos ante Ti.


1 Corintios 16:5-24



2. La Familia y los hogares


La iglesia Hillsong de Sydney, Australia, tiene una gran pancarta afuera que dice: «Bienvenido a casa». La visión de Brian y Bobbie Houston, los pastores titulares, es que todo el que acuda a la iglesia se sienta bienvenido, amado y reciba la hospitalidad que daríamos a un invitado en nuestra casa.


Tenemos que volver a captar esta visión del Nuevo Testamento de la iglesia como un hogar. Por supuesto, los primeros cristianos no tenían edificios como nuestras iglesias sino que se reunían en las casas (v.19). Pablo escribe a los Corintios: «Si llega Timoteo, procuren que se sienta cómodo entre ustedes, porque él trabaja como yo en la obra del Señor» (v.10).


La iglesia es la familia de Dios, quien es nuestro padre. Pablo ve a toda la iglesia como una familia. Así, habla de los otros cristianos como sus «hermanos y hermanas» (v.15). La iglesia no es una organización a la que te afilias, es la familia a la que perteneces.


Pablo, que era soltero y no tenía mujer ni hijos propios, ama a los corintios y los ve como su familia. Encontró un refrigerio spiritual quedándose un tiempo con ellos (v.17). Termina su epístola diciendo: «Los amo a todos ustedes» (v.24). Espera de ellos que «amen al Señor » (v.22) y se amen los unos a los otros. Deben expresar este amor saludándose «unos a otros con un beso santo» (v.20).


Esta no es simplemente una linda teoría, es algo muy personal. Pablo desea verlos (v.5) y sabe que le «ayudarán» (v.6). No quiere pasar solamente un poco de tiempo con ellos, sino pasar mucho más tiempo entre ellos «si el Señor así lo permite» (v.7). El mensaje de Pablo en sus cartas emana de su amor y preocupación por la gente de la iglesia. Practicó lo que predicaba cuando escribió: «Hagan todo con amor» (v.14).


La única razón por la que Pablo no acude más pronto es porque «se ha abierto una puerta de par en par para hacer un gran trabajo en este lugar, aunque muchos se me oponen» (v.9, NTV). (Parece que siempre que Dios abre «una puerta de par en par para hacer un gran trabajo» debemos esperar que también se multiplique la oposición. No dejes que esta impida que saques el mayor partido de las grandes oportunidades cuando estas se presentan).


Prosigue hablando de Timoteo, a quien en otro lugar describe como su hijo en el Señor (4:17). Después habla de su «hermano Apolos» 16:12) para seguir hablando sobre «la familia de Estéfanas » (v.15). Viendo el Nuevo Testamento, parece que era bastante común que familias enteras se convirtieran y se bautizaran juntas.


También vemos en este pasaje un ejemplo de una pareja casada ejerciendo un ministerio conjuntamente. Aquila y Priscila dirigían una iglesia en su casa (v.19). Aquí se nombra a Aquila primero, pero lo más común es que Priscila sea citada la primera por Pablo (ver Romanos 16:3). Está claro que dirigían juntos la iglesia.


La familia de la iglesia se compone de gente soltera como Pablo, parejas casadas como Priscila y Aquila, y hogares enteras como el de Estefanás; juntos conforman la familia de Dios.


Lo que Pablo escribe es de aplicación a todos nosotros: «Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes. Hagan todo con amor» (1 Corintios 16:13–14).



Señor, te pido que nos des un amor tal los unos por los otros, que ya sea que estemos casados o solteros, todos experimentemos las riquezas y el descanso de ser parte de la familia de Dios.


2 Crónicas 24:1-25:28



3. Los padres y los hijos


Tener una buena crianza de parte de tus padres es una enorme ventaja en la vida. El padre de Joás murió cuando este era un bebé y lo hicieron rey con tan solo siete años. Su madre se aseguró de que fuera instruido y entrenado por el sacerdote Joyadá (v.2). Claramente, recibió una buena educación y «mientras el sacerdote Joyadá vivió, Joás hizo lo que agradaba al Señor» (v.3). Joás tuvo su propia familia compuesta de «hijos e hijas» (v.3).


Dios había prometido su bendición sobre David y su familia. La realeza se transmitió a lo largo de la línea familiar; pero aunque el amor de Dios era incondicional, cada persona era responsable de cómo respondía a este amor. «Está escrito en el libro de la ley de Moisés: “A los padres no se les dará muerte por la culpa de sus hijos, ni a los hijos se les dará muerte por la culpa de sus padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado”» (25:4). (En palabras de The Message, «cada uno pagamos personalmente por nuestros pecados »).


Vemos cómo este principio obró aquí. Joás empezó bien, haciendo «lo que agradaba al Señor» (24:2) y «decidió reparar el templo del Señor» (v.4). Todos se le unieron: «Todos los jefes y todo el pueblo llevaron alegremente sus contribuciones, y las depositaron en el cofre hasta llenarlo» (v.10). «Repararon el templo de Dios y lo dejaron en buen estado y conforme al diseño original» (v.13). (Los edificios para el culto son importantes y pueden ser restaurados si todo el mundo se involucra).


Lamentablemente, el reinado de Joás no terminó bien (vv.17–27). Es muy importante no solo comenzar bien, sino también terminar bien.


Trágicamente, este mismo patrón se repitió en la vida de su hijo Amasías, quien empezó bien (25:2) pero no acabó bien. Se volvió arrogante y orgulloso (v.19) y se apartó de seguir al Señor, «abandonó al Señor» (v.27).



Señor, ayúdanos a ser buenos ejemplos y terminar bien. Oro para que la vida familiar sea de nuevo el fundamento que alimente continuamente a nuestra sociedad. Que se revierta el declive de los matrimonios y se restauren las familias sólidas.


Pippa Adds



2 Crónicas 24:1–25:28


Los niños pueden lograr grandes cosas si reciben buenos consejos, no debemos subestimarlos.


Joás llegó a ser rey a la edad de siete años. Con la ayuda de Joyadá, el sacerdote y consejero suyo, Joás reconstruyó el Templo. Mientras tuvo aquel buen consejero logró muchísimas cosas. Lamentablemente, cuando su consejero murió se descarrió. Es importante perseverar en buscar un consejo sabio y todos necesitamos animar a la nueva generación.



References



Nueva Versión Inernacional (NVI)

Copyright © 1999 by Biblica, Inc

Acerca de este Plan

La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2022

¿Abrumado por la idea de leer la Biblia? Dedique un tiempo cada día a escuchar a Nicky y Pippa Gumbel mientras le explican toda la Biblia en 365 días. Cada día, se explora un tema diferente a través de una selecció...

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Nos gustaría agradecer a Nicky Gumbel por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://alpha.org

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