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La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2022

DÍA 194 DE 365

Por qué y cómo adorar



En su libro «*The Vision and The Vow*» (La visión y el voto), Pete Greig cuenta cómo un distinguido crítico de arte estaba estudiando un bellísimo cuadro del maestro renacentista italiano Filippino Lippi en la Galería Nacional de Londres. Estuvo ahí contemplando aquella obra del siglo XV observando a María sosteniendo al niño Jesús en su regazo, con los santos Domingo y Jerónimo arrodillados cerca de ellos. Sin embargo, había algo en la obra que le preocupaba; no había duda de la habilidad de Lippi, su uso del color o la composición; pero las proporciones de la imagen parecían un poco equivocadas, las colinas en el fondo parecían exageradas, como si se fueran a salir del cuadro y fueran a caer al piso pulido de la galería en algún momento. Los dos santos arrodillados se veían raros e incómodos.

El crítico de arte Robert Cumming no fue el primero en criticar el trabajo de Lippi por su pobre perspectiva, pero pudo ser el último en hacerlo, porque en aquel momento tuvo una revelación. De repente se le ocurrió que el problema podría ser suyo; la pintura nunca había sido pensada para estar en una galería. La pintura de Lippi había sido encargada para colgarse en un lugar de oración.

El decoroso crítico cayó de rodillas ante el cuadro en la galería pública. De repente vio lo que las generaciones de críticos de arte habían pasado por alto. Desde su nueva perspectiva, Robert Cumming descubrió una pieza perfectamente proporcionada. El primer plano se había movido naturalmente al fondo, mientras que los santos parecían asentados: su incomodidad, como la pintura misma, se había convertido en gracia. Ahora, María lo miraba directamente de forma atenta y amable mientras él se arrodillaba a sus pies entre los santos Domingo y Jerónimo.

No era la perspectiva de la pintura la que había estado equivocada durante todos aquellos años, era la perspectiva de la gente que la miraba. Robert Cumming —de rodillas— encontró una belleza que Robert Cumming —el orgulloso crítico de arte— no podía. La pintura solo cobraba vida para los que estaban de rodillas en oración. La perspectiva correcta es la posición de adoración.

Salmos 84:8-12



1. Descubre las bendiciones de la adoración


No hay nada en este mundo que se compare con adorar a Dios, andar en una relación cercana con Él y disfrutar de Su favor. Esto es lo que el salmista ora: «Oye mi oración, Señor, Dios Todopoderoso;


[…], pon sobre tu ungido tus ojos bondadosos» (vv.8-9).


Este salmo completo es acerca de las bendiciones al adorar a Dios en Su morada (que durante aquel período era el templo de Jerusalén). Aquel que moran en la casa de Dios es bendecido y «siempre te está alabando» (Salmo 84:4).


El salmista dice que prefiere pasar un día en la presencia de Dios que mil en otros lugares: «Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios que habitar entre los impíos» (v.10).


Adorar a Dios es experimentarlo como «sol y escudo» (v.11), bañándonos en Su luz y calidez, y Su «escudo» defendiéndonos del mal (v.11).


El salmista ora por ello pues sabe lo maravilloso que es: «Dios nos concede honor y gloria. El Señor brinda generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha. Señor Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confían!» (vv.11-12).



Señor, te adoro hoy. Un día en Tu presencia es mejor que mil en otro lugar. Ayúdame a seguir confiando en Ti y a adorarte.


Romanos 1:18-32



2. Adora solo a Dios


Con el tiempo, acabas convirtiéndote en aquello que adoras. Si adoramos ídolos sin valor, nuestras vidas se vuelven inútiles. Si adoramos a Dios, finalmente llegaremos a ser como Él.


En este pasaje, el apóstol Pablo comienza a revelar lo que ha ido mal en el mundo. El corazón del problema es que la humanidad ha estado «adorando y sirviendo a los seres creados antes que al Creador» (v.25).


Por supuesto, Dios se había revelado específicamente a la nación judía. Pero, ¿y los que nunca habían oído las buenas noticias? El argumento de Pablo es que «nadie tiene excusa» (v.20).


Dios se ha revelado en Su creación: «Ellos conocen la verdad acerca de Dios, porque él se la ha hecho evidente. Pues, desde la creación del mundo, todos han visto los cielos y la tierra. Por medio de todo lo que Dios hizo, ellos pueden ver a simple vista las cualidades invisibles de Dios: su poder eterno y su naturaleza divina. Así que no tienen ninguna excusa para no conocer a Dios» (vv.19-20, NTV).


Este conocimiento de Dios es solamente parcial y limitado; pero, como dice el salmista: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos» (Salmo 19:1).


Solo tenemos que mirar el mundo creado para saber que tiene que haber un Dios. El problema con el mundo es que, a pesar de esta revelación de Dios, «no quisieron adorarlo» (Romanos 1:21, NTV). «No lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias» (v.21). En cambio, «rindieron culto y sirvieron a las cosas que Dios creó pero no al Creador mismo» (v.25, NTV).


Por ello, el apóstol Pablo escribe: «Dios los entregó» (vv.24, 26, 28). Dios permitió que siguiéramos nuestro propio camino para que por fin pudiéramos aprender acerca de las terribles consecuencias que traen. En última instancia, la vida alejada de la adoración a Dios es inútil; como está escrito en The Message, es «sin Dios y sin amor» (v.27, MSG).


«Como no quisieron reconocer a Dios, él a su vez dejó de insistirles y los dejó andar sueltos. Y entonces todo el infierno se desató» (v.28, MSG).


A medida que la adoración a Dios entra en declive, la moralidad de la sociedad se deteriora como consecuencia. No debemos sorprendernos de que muchas de las cosas descritas en este pasaje hayan sucedido en nuestra nación como consecuencia del declive de la adoración a Dios.


Si quieres mantenerte en la perspectiva correcta, mantén tus ojos fijos en Jesús y sigue adorando y sirviendo al Creador.



Señor, oramos para que nuestra sociedad se aparte de adorar las cosas creadas y sea restaurada la adoración solo a Ti, nuestro Creador.


2 Reyes 24:8-25:30



3. Ora por la restauración de la adoración


A veces, al observar nuestra sociedad parece que estamos en una especie de exilio. También puede parecer que la iglesia se está derrumbando.


En este pasaje vemos que el pueblo de Dios ha pasado por tiempos desesperados en el pasado, pero vemos que hay esperanza para el futuro.


Al final del libro de Reyes, leemos las terribles consecuencias de una nación que ha hecho exactamente lo que el apóstol Pablo describe en nuestro pasaje del Nuevo Testamento de hoy. Se habían apartado de adorar a Dios para adorar a los ídolos (cosas creadas).


Como resultado, vemos la destrucción de Jerusalén y su templo, y vemos la gente yendo al exilio.


Durante el reinado de Joaquín (597 a. C.), «las tropas de Nabucodonosor, rey de Babilonia, marcharon contra Jerusalén y la sitiaron» (24:10). Los líderes del pueblo fueron llevados al exilio (v.14).


El siguiente rey fue nombrado por el rey de Babilonia. Sedequías (597-587 a. C.) no era mejor y las cosas iban de mal en peor, ya que Nabucodonosor nuevamente sitió Jerusalén (capítulo 25). Esta vez el resultado fue aún más devastador. Nabucodonosor «le prendió fuego al templo del Señor, al palacio real y a todas las casas de Jerusalén, incluso a todos los edificios importantes» (25:9). El pueblo fue «llevado al exilio» (v.11), «Judá fue al exilio, huérfano de su tierra» (v.21, MSG).


Está escrito: «El Señor, en su ira, los echó de su presencia. Todo esto sucedió en Jerusalén y en Judá» (24:20).


Todo esto tiene que leerse junto con los libros de los profetas Jeremías y Ezequiel, quienes profetizaban en aquel momento. (Véase especialmente Jeremías 13:18, capítulos 39 y 52, Ezequiel capítulos 12 y 24). La mayor pérdida para el pueblo de Dios fue la destrucción del templo. Era el lugar donde adoraban a Dios y experimentaban Su presencia. La peor consecuencia del exilio fue que fueron «echados» de Su presencia (2 Reyes 24:20).


Sin embargo, el libro de Reyes termina con un pequeño rayo de esperanza. Joaquín, rey de Judá, fue puesto en libertad por el rey de Babilonia en el año 37 de su exilio (25:27) y es invitado a comer regularmente en la mesa del rey (v.29). El exilio no va a durar para siempre; aquí da una nota de anticipación de las cosas buenas que están por venir. El pueblo de Dios regresará del exilio y reconstruirá el templo y comenzará a disfrutar de la presencia de Dios y a adorarlo una vez más.



Señor, clamamos por la restauración y el avivamiento. Restaura Tu iglesia en este país, reavívanos de nuevo. Oro para que nuestra nación se vuelva a Ti, vuelva a adorarte, que disfrute de Tu presencia y que, de rodillas ante ti, vea las cosas desde la perspectiva correcta.


Pippa Adds



Salmo 84:11b (NTV)


«El Señor no negará ningún bien a quienes hacen lo que es correcto».


He estado reflexionando sobre esto. Es maravilloso que «El Señor no negará ningún bien». Aunque a veces desearía que hubiera dicho «a quienes hacen lo que no está tan mal», porque «lo que es correcto» me parece un estándar muy alto. Es por eso que necesitamos la cruz, porque no podemos hacerlo por nuestra cuenta.



References



Nueva Versión Inernacional (NVI)

Copyright © 1999 by Biblica, Inc

Acerca de este Plan

La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2022

¿Abrumado por la idea de leer la Biblia? Dedique un tiempo cada día a escuchar a Nicky y Pippa Gumbel mientras le explican toda la Biblia en 365 días. Cada día, se explora un tema diferente a través de una selecció...

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Nos gustaría agradecer a Nicky Gumbel por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://alpha.org

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