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CRECIMIENTO DE SEMILLAS
El ministerio cristiano implica una variedad de dones, algunos más distinguidos y abiertos, mientras que otros son sutiles y sin pretensiones, ocultos por un manto de sencillez. Cada don se amolda a los rasgos de personalidad de quien lo posee pero no siempre. A veces se pide a personas improbables que se desempeñen extraordinariamente y, de forma similar a usar zapatos ajustados, que comienzan a amoldarse y ajustarse con el tiempo, comienzas a encajar en ese regalo que sentías que no era para ti en primer lugar.
Cada don es importante para el ministerio de Dios y la extensión de Su reino. En el palacio de un rey, no solo hay vasos de oro, plata y bronce, sino también las humildes ollas de barro, las calabazas ahuecadas y los tazones y cucharones de madera. Algunos de estos cumplen su trabajo en la mesa del rey, mientras que otros sirven en silencio en el fondo, cada uno necesita complementar al otro. Las partes de nuestro cuerpo también son interdependientes y funcionan correctamente debido al trabajo de los miembros ocultos.
En materia de dádivas, según 1 Cor. 14:1, desear los dones espirituales. El Espíritu Santo es infinito e ilimitado en variedad cuando reparte semilla. Así como los entrenamientos físicos aumentan la resistencia y promueven la buena salud, nuestros dones comienzan a producir treinta, sesenta e incluso cien veces cuando comenzamos a ejercitarlos. 1 Cor. 7:7 nos informa que cada uno tiene su propio don de Dios, uno de esta manera y otro de aquella. Tu parte puede implicar plantar la semilla. Otro puede ser asignado para regarla. Es posible que ninguno de los dos vea los resultados de sus esfuerzos, pero asegúrate de obtener las recompensas con la misma seguridad que el que recoge la cosecha. Uno no puede suceder sin el otro.
Las tormentas, los caminos oscuros, los pozos sucios y los túneles son parte del paquete, y tenemos que aprender a llevar nuestras cargas con nuestro enfoque en la promesa de Dios: "Nunca te dejaré ni te desampararé".
Para ver fruto arriba, primero tenemos que echar raíces abajo. ¡Siembra con fe, cosecha con alegría!
El ministerio cristiano implica una variedad de dones, algunos más distinguidos y abiertos, mientras que otros son sutiles y sin pretensiones, ocultos por un manto de sencillez. Cada don se amolda a los rasgos de personalidad de quien lo posee pero no siempre. A veces se pide a personas improbables que se desempeñen extraordinariamente y, de forma similar a usar zapatos ajustados, que comienzan a amoldarse y ajustarse con el tiempo, comienzas a encajar en ese regalo que sentías que no era para ti en primer lugar.
Cada don es importante para el ministerio de Dios y la extensión de Su reino. En el palacio de un rey, no solo hay vasos de oro, plata y bronce, sino también las humildes ollas de barro, las calabazas ahuecadas y los tazones y cucharones de madera. Algunos de estos cumplen su trabajo en la mesa del rey, mientras que otros sirven en silencio en el fondo, cada uno necesita complementar al otro. Las partes de nuestro cuerpo también son interdependientes y funcionan correctamente debido al trabajo de los miembros ocultos.
En materia de dádivas, según 1 Cor. 14:1, desear los dones espirituales. El Espíritu Santo es infinito e ilimitado en variedad cuando reparte semilla. Así como los entrenamientos físicos aumentan la resistencia y promueven la buena salud, nuestros dones comienzan a producir treinta, sesenta e incluso cien veces cuando comenzamos a ejercitarlos. 1 Cor. 7:7 nos informa que cada uno tiene su propio don de Dios, uno de esta manera y otro de aquella. Tu parte puede implicar plantar la semilla. Otro puede ser asignado para regarla. Es posible que ninguno de los dos vea los resultados de sus esfuerzos, pero asegúrate de obtener las recompensas con la misma seguridad que el que recoge la cosecha. Uno no puede suceder sin el otro.
Las tormentas, los caminos oscuros, los pozos sucios y los túneles son parte del paquete, y tenemos que aprender a llevar nuestras cargas con nuestro enfoque en la promesa de Dios: "Nunca te dejaré ni te desampararé".
Para ver fruto arriba, primero tenemos que echar raíces abajo. ¡Siembra con fe, cosecha con alegría!
Acerca de este Plan
El mayor de los edificios comienza con la colocación de un solo ladrillo. Muchos de nosotros nos desanimamos cuando parece que no podemos encontrar el don invertido en nosotros. A menos que reconozcamos los dones espirit...
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Nos gustaría agradecer a Rani Jonathan por proveer este Plan. Para más información, visita: http://ourupsdowns.blogspot.in
