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¿YO? ¿DOTADO?
La Navidad era tan especial cuando éramos niños. En la mañana de Navidad, nos apresurábamos a buscar nuestros regalos debidamente apilados por nuestros padres con los ojos llorosos debajo del pino fresco. Hubo gritos de alegría cuando encontrábamos nuestros regalos y los desenvolvíamos.
En 1 Reyes 10:2, leemos acerca de la reina de Saba que trajo regalos dignos de un rey: oro, piedras preciosas, especias y quién sabe qué más. 'Oohs' y 'Aahs' deben haber llenado el aire cuando se abrió y mostró cada regalo.
Los dones de Dios para nosotros están igualmente envueltos en Su amor y alineados para que los reclamemos. Solo cuando entramos en nuestros dones podemos mostrarlos para Su gloria. Pero, ¿cómo nos damos cuenta de nuestros dones y cómo los reclamamos? 1 Timoteo 4:14 nos dice: No descuides tu don. ¡No dejes tu regalo debajo del árbol! No todos reciben un gran regalo, pero si usamos el nuestro, por pequeño y simple que sea, para Su gloria, comenzará a convertirse en una gran bendición para todos.
De nuevo, en 2 Timoteo 1:6, 7 leemos: Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Contra el telón de fondo del poder, el amor y la autodisciplina pueden palidecer en contraste y parecer insignificantes, pero al no descuidarlos y ejercitarlos para la gloria de Dios, pueden florecer en dones poderosos. Cuando hacemos eso, Dios nos da más. Vemos un paralelo en 1 Reyes 10:13: el rey Salomón le dio a la reina de Sabá todo lo que ella deseaba y pedía, además de lo que él le había dado de su generosidad real. Cualquier regalo puede convertirse en una gran bendición, tal como una pequeña bellota crece hasta convertirse en un enorme roble o una semilla se multiplica por cien.
Nadie debe pensar que él o ella no está dotado. Según Romanos 12:7-21, todas y cada una de las personas están dotadas de algún don espiritual u otro. ¿Alguna vez has considerado que no pagar mal por mal es un don?
Empecemos a reclamar nuestros dones y a usarlos poderosa y responsablemente para la gloria de Dios.
La Navidad era tan especial cuando éramos niños. En la mañana de Navidad, nos apresurábamos a buscar nuestros regalos debidamente apilados por nuestros padres con los ojos llorosos debajo del pino fresco. Hubo gritos de alegría cuando encontrábamos nuestros regalos y los desenvolvíamos.
En 1 Reyes 10:2, leemos acerca de la reina de Saba que trajo regalos dignos de un rey: oro, piedras preciosas, especias y quién sabe qué más. 'Oohs' y 'Aahs' deben haber llenado el aire cuando se abrió y mostró cada regalo.
Los dones de Dios para nosotros están igualmente envueltos en Su amor y alineados para que los reclamemos. Solo cuando entramos en nuestros dones podemos mostrarlos para Su gloria. Pero, ¿cómo nos damos cuenta de nuestros dones y cómo los reclamamos? 1 Timoteo 4:14 nos dice: No descuides tu don. ¡No dejes tu regalo debajo del árbol! No todos reciben un gran regalo, pero si usamos el nuestro, por pequeño y simple que sea, para Su gloria, comenzará a convertirse en una gran bendición para todos.
De nuevo, en 2 Timoteo 1:6, 7 leemos: Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Contra el telón de fondo del poder, el amor y la autodisciplina pueden palidecer en contraste y parecer insignificantes, pero al no descuidarlos y ejercitarlos para la gloria de Dios, pueden florecer en dones poderosos. Cuando hacemos eso, Dios nos da más. Vemos un paralelo en 1 Reyes 10:13: el rey Salomón le dio a la reina de Sabá todo lo que ella deseaba y pedía, además de lo que él le había dado de su generosidad real. Cualquier regalo puede convertirse en una gran bendición, tal como una pequeña bellota crece hasta convertirse en un enorme roble o una semilla se multiplica por cien.
Nadie debe pensar que él o ella no está dotado. Según Romanos 12:7-21, todas y cada una de las personas están dotadas de algún don espiritual u otro. ¿Alguna vez has considerado que no pagar mal por mal es un don?
Empecemos a reclamar nuestros dones y a usarlos poderosa y responsablemente para la gloria de Dios.
Acerca de este Plan
El mayor de los edificios comienza con la colocación de un solo ladrillo. Muchos de nosotros nos desanimamos cuando parece que no podemos encontrar el don invertido en nosotros. A menos que reconozcamos los dones espirit...
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Nos gustaría agradecer a Rani Jonathan por proveer este Plan. Para más información, visita: http://ourupsdowns.blogspot.in
