[Cinco conversaciones con Cristo] DistraccionesMuestra

Prioridades

Marta está haciendo cosas buenas. Su estrés de hospitalidad muestra respeto por sus invitados. Cuando tienes gente que llega a tu casa, te preguntas: ¿Está todo listo? ¿Está lista la mesa? ¿Les gustará la comida? ¿Aspiramos y quitamos polvo? Pero el estrés de la hospitalidad de Marta posiblemente no se trataba de la comida, sus invitados o su hogar. Tal vez, en realidad se trataba de ella.

En su Biblia de estudio, Chuck Swindoll escribe:

Los pensamientos de Marta no están en Jesús. No están en María. No están en la comida. Están en la propia Marta. La preocupación está ganando el día. ¿No somos a menudo como Marta? El enfoque propio ahoga nuestra capacidad de distinguir lo incidental de lo esencial. Eso succiona nuestra alegría, de modo que nos volvemos críticos, como Marta. Necesitamos aprender a escuchar la voz del Salvador.

Marta es una buena persona, pero ella está distraída. Me parece, cuando entro en modo Marta, que avanzo demasiado rápido y no se trata realmente de la tarea. Puedo decirme a mí mismo: «Bueno, quiero hacer bien para el reino de Dios», pero también puede ser cierto que «Quiero que Greg se vea bien». La disfunción puede ser profunda en mi corazón.

Entonces, aquí hay una pregunta para nosotros: ¿Por qué vivimos en modo Marta? «Bueno, tengo que hacer cosas para mantener a mis hijos». Se puede tratar sobre tus hijos o sobre ti. «Bueno, tengo que hacer un impacto para Dios». Sí, y también tengo la necesidad de probarme a mí mismo.

El modo Marta puede ser mucho sobre Marta. Se ha centrado en demasiadas cosas. Nadie está diciendo: «No limpies la casa» o «no tengas una buena comida». ¡Jesús se presentó a cenar! Este es el Salvador en tu casa en Betania. Puede producir un poco de pánico tener todas las cosas listas.

Marta está distraída por cosas buenas, incluso cosas espirituales. Las cosas buenas son buenas, pero demasiadas de ellas pueden quitar tu mirada del Señor. No dejes que las actividades, los deportes, las noticias, las calificaciones o incluso el ministerio arruinen tu corazón para Dios. Mantén tu enfoque en el Señor.

Señor, quiero priorizarte. Eres mi enfoque número uno.