Dones Al Servicio De Los DemásMuestra

Siempre tenemos algo que ofrecer

La aflicción de la viuda la hizo creer que no tenía con qué salir de su problema. Fue hasta que escuchó la Palabra de Dios, a través del profeta Eliseo, que se dio cuenta que tenía algo que ofrecer: una vasija de aceite. No menospreciemos los dones y talentos que tenemos porque puestos en las manos de Dios pueden provocar milagros.

Para ofrecer primero debemos reconocer que tenemos algo para dar. A veces no extendemos nuestra mano para ayudar porque ignoramos el potencial ilimitado con el que Dios nos ha provisto. Nosotros no solo contamos con una vasija de aceite, también tenemos Sus promesas respaldándonos en todo momento y Su presencia acompañándonos. La próxima vez que alguien nos pida algo confiemos en que estamos lo suficientemente equipados para transformar cualquier circunstancia que se nos atraviese.