Oyendo Como Los SabiosMuestra

Lo que Dios dice

Nosotros, los seres humanos, tenemos muchas cosas en común, entre ellas, ¡Cuánto nos importan las opiniones de los demás! No hablo del consejo que necesitamos en determinados momentos sino de lo que dicen otros sobre tal o cual cosa. 

Las noticias, el internet, las redes sociales, es decir, los diferentes medios de comunicación nos muestran en cantidades considerables lo que dice fulano o sutano. Los oídos están prestos a escuchar qué dijo el Presidente, el político, el artista, el comentarista, el analista, etc. Como dijo el apóstol Pablo tenemos comezón de oír.

Cuán maravilloso sería que ese deseo incesante de saber qué dicen los demás fuera el mismo que tuviéramos para querer saber qué dice Dios. Cuando nos importa en sobremanera lo que Dios dice, nuestro oído girará hacia su Palabra y buscaremos allí su consejo, su voluntad. Iremos con sed de saber, no lo que dicen los hombres, sino lo que dice Dios.  

“Así dice Jehová” es una frase que, junto a otras parecidas, aparece más de tres mil veces en la Biblia. Si queremos saber qué dice Dios tenemos que ir con humildad y mansedumbre a los pies de la Palabra, así como María la hermana de Marta, se sentó a los pies de Jesús para escucharle.

No estamos hablando de vivir enajenados del mundo y de las opiniones o expresiones de los demás. Hay personas que hablan necedad y otras que hablan con madurez y entendimiento y nosotros debemos orar a Dios para que nos ayude a discernir la diferencia. 

Lo que sí es importante, es que nuestra fuente primaria sobre todo asunto de la vida, debiera ser lo que dice Dios. Esto nos garantiza estabilidad porque nuestro Dios no cambia. Él no dice una cosa hoy y otra mañana, no se inclina a un pensamiento para luego decir me equivoqué. Dios es inmutable, no cambia. Lo que dice hoy es tan permanente como la misma eternidad. 

“El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.” Sal. 33:11

Pidamos al Señor que abra nuestros oídos y nuestro corazón a su Palabra para que busquemos en ella su santo consejo para nuestras vidas. Pidámosle que su Espíritu Santo nos ilumine y traiga sensibilidad a nuestra alma para escuchar su voz por encima de todas las demás voces. 

Cuando escuchamos su voz podemos sentirnos dirigidos y nuestras vidas no estarán deambulando entre las olas inciertas de las expresiones humanas. Palabras que cambian con el tiempo y que no nos dan la estabilidad que nuestra alma necesita.

Su voz debe ser la que nos lleve de la mano, la que nos dé dirección, la que nos haga descansar en su sabiduría y en sus pensamientos de bien para nosotros. ¡Cuán importante es lo que Dios nos dice! Pidámosle que abra nuestros oídos para que podamos escucharle. Es sabiduría poder escuchar como los sabios.