El Antídoto Es La HumildadMuestra

En la cultura de la época de Jesús, la humildad era algo que la gente ponía sobre los demás. Se trataba más de humillación que de honor. No se entendía como una virtud como lo es hoy. Jesús transformó la forma de ver y abrazar esta virtud.  La Crucifixión fue la demostración de la grandeza expresada por Jesús a través de la humildad, en la entrega de su vida por los demás.  Jesús sabía de quién era, quién era, de dónde había venido y lo que se había entregado en sus manos por el bien de la humanidad. Todos necesitamos tener este tipo de poderosa seguridad a través de un encuentro transformador con Dios en nuestras vidas. Algo sobrenatural tiene lugar cuando sabemos de quién somos, quiénes somos, de dónde venimos, hasta dónde nos ha llevado su gracia, y con qué propósito hemos sido llamados a amar y servir en interés de los demás, eternamente.  

PREGUNTAS   

¿Sirves a los demás con la seguridad, guiada por el Espíritu, de quién eres y para qué causa has sido comisionado?   

Crea un margen hoy para considerar hasta dónde te ha llevado Dios por su gracia, no por ti mismo, y cómo puede obrar dentro de tu humildad para amar y servir a los demás.