[Grandes versos] El Salón de la FeMuestra

Concéntrate en tu Dios, no en tu fe



«Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve».



Peter Kuzmic, un teólogo de Croacia escribió una vez: «La esperanza es la capacidad de escuchar la música del futuro; la fe es el valor de bailar con ella hoy». La fe y la esperanza se relacionan, ¿cierto?



El primer versículo de Hebreos 11, a menudo llamado el capítulo del «Salón de la Fe», describe la fe. El punto no es que la fe sea absoluta certeza sin ninguna duda. El resto del capítulo deja claro que el énfasis de este versículo son las frases «cosas esperadas» y «cosas que no se ven». La fe implica inevitablemente el futuro, lo esperado, las cosas aún no vistas. La fe involucra lo desconocido, lo invisible y lo que aún está pendiente.



Por ejemplo, digamos que estás desempleado y necesitas desesperadamente un trabajo. Esta es una oportunidad de fe, una oportunidad para confiar en Dios. Involucra lo desconocido, lo invisible y lo pendiente. Implica cosas esperadas, cosas que aún no se ven. No sabes exactamente lo que va a pasar: el qué, cuándo, dónde y cómo. Así que confías en Dios. No tienes el control. De hecho, la fe significa renunciar al control, algo que es difícil para la mayoría de los humanos.



Esta es la naturaleza de la fe. La fe confía en Dios en medio de la incertidumbre. La fe confía en que Dios nos rescatará, en su tiempo y a su manera. Así que, cuando se trata de fe, el punto no es que yo tenga absoluta seguridad. De hecho, no me concentro en lo absoluto en cuánta fe tengo. No me concentro en mi fe en lo más mínimo. Más bien, me enfoco en el objetivo de mi fe. Me concentro en Dios.



El problema no es el tamaño de mi fe, sino el tamaño de mi Dios. ¿Es Dios más grande que mi problema? ¿Es Dios más grande que mi necesidad? Concéntrate en tu Dios, no en tu fe.



Señor, ayúdame a verte por el gran Dios que eres. Ayúdame a poner mi confianza en ti para un futuro incierto. Amén.