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Un examen de las reglas de Calvino para la oración (Parte 2)

La tercera regla de Juan Calvino para la oración era que siempre debemos orar con un sentimiento genuino. La oración es un asunto de pasión: «Muchos repiten oraciones de forma superficial usando patrones establecidos, como si estuvieran cumpliendo una tarea para Dios. Ellos cumplen con el deber por tradición, pues sus mentes frías no prestan atención a lo que están pidiendo».

Una cuarta regla de Calvino para la oración era que siempre debe estar acompañada de arrepentimiento: «Dios no escucha al malvado; tanto sus oraciones como sus sacrificios son una abominación. Por cuanto es justo que aquellos que han sellado sus corazones encuentren los oídos de Dios cerrados en contra de ellos».

Calvino dijo que era necesario una sumisión humilde: «De esta sumisión, que derriba toda altivez, tenemos numerosos ejemplos en los siervos de Dios. Mientras más santos son, más humildemente se postran cuando llegan a la presencia del Señor».

Si pudiera resumir brevemente la enseñanza de Calvino sobre la oración, diría esto: La regla principal de la oración es recordar quién es Dios y recordar quién eres tú. Si recordamos esas dos cosas, nuestras oraciones siempre y en todo momento serán caracterizadas por la adoración y la confesión.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios

¿Oras con un sentimiento genuino? ¿Acompañas siempre tus oraciones con arrepentimiento?