Vaso Para HonraMuestra

Limpia tu discurso

Sé un vaso para honra y no para deshonra. Mantente alejado del alcohol y la pornografía. Mantente alejado de maldiciones y conversaciones negativas; estas te contaminan.

Las maldiciones son un gran problema para esta generación. Una encuesta de AP mostró que el 62% de los jóvenes de 18 a 34 años reconocen decir groserías al menos unas cuantas veces a la semana. Timothy Jay, autor de Por qué maldecimos (Why We Curse), informa que en Estados Unidos el adolescente promedio usa de 80 a 90 malas palabras al día. Esta generación se está conociendo como la generación de las malas palabras. Difícilmente se puede ver una película en la que palabras altisonantes no se digan o se infieran varias veces.

Hemos tomado lo santo, puro, piadoso, maravilloso, la creación de la sexualidad como uno de los ápices o cúspide de Dios para que un hombre y una mujer disfruten juntos en sagrado matrimonio, y lo hemos convertido en lo mundano, profanado y pervertido. Eso no está bien. No está bien hablar así. Cuando permitimos las maldiciones y las conversaciones negativas en nuestras vidas, la gente escucha lo que es profano proveniente de un recipiente destinado para honrar a Dios.

Dios usa el amor, la gracia y las circunstancias de la vida para formarnos en un recipiente para llevar su gloria a un mundo que está dolido. Nuestra responsabilidad, como mayordomos, es proteger este recipiente para que podamos tener un flujo puro del cielo para ministrar y entregar a los demás. Debemos mantenernos libres de la corrupción, la contaminación, la profanación y el estiércol de este mundo. ¿No sería horrible si alguien te oyera usar malas palabras, y luego trataras de hablarles acerca de Jesucristo? Deja que Dios te santifique. Quieres poder decir: «Yo represento al Rey de reyes y al Señor de los señores, que es santo por encima de toda santidad: ¡Jesús!».

La próxima vez que quieras decir una palabra mala, detente. Recuérdate: «¡No! alguien me está escuchando. Algún día tendré un nieto o una nieta que oirá mis palabras. No quiero que sean palabras profanas. Quiero ser un vaso para honra».

Si estás luchando con tu manera de hablar, ora para ser limpiado de ello. Di, «Jesús, quiero ser un vaso para honra. Quiero que mi vida te refleje en este mundo. Ayúdame, Jesús. Santifícame, límpiame, lávame y úsame para cambiar el mundo».

Para obtener más información sobre este tema, visita: https://youtu.be/KZUw7GfT3iQ