Día 3 de 5 • Ver la lectura de hoy
Mientras nos preparamos para el futuro, debemos aferrarnos a la esperanza. La esperanza se encuentra en la naturaleza de anclaje de Jesús y en ninguna otra. ¿Cómo sería para nosotros vivir en un lugar anclado, donde no seamos empujados por las circunstancias circundantes o el caos interno? Podemos caminar a través de tormentas inquietantes y desafiantes que nos despojan de nuestra resolución, coraje, positividad o confianza. Debemos aprender a poner nuestra esperanza en Jesús sin importar lo que venga a nuestro camino. Su fidelidad nos permite permanecer. Necesitamos las anclas adecuadas para capear las tormentas. Dios continuamente proveyó a los israelitas de sustento, provisión y promesa. Si Dios empieza algo, lo termina. Dios es un Dios que mantiene sus promesas.
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