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Discerniendo la profecía y las señales de los últimos tiempos

DÍA 3 DE 11

Tres niveles de conocimiento espiritual

La Biblia nos ofrece tres niveles de conocimiento: fundamental, revelador y profético. Aunque sirven para diferentes propósitos, cada uno de ellos es una parte esencial de las comunicaciones proféticas que Dios da a Su pueblo y al mundo. 

Conocimiento fundamental

Dios nos da un conocimiento espiritual fundamental a través de las enseñanzas y ejemplos que aparecen escritos en la Biblia. La Biblia es el registro de la relación de pacto entre Dios y Su pueblo a lo largo de la historia, el desarrollo de Sus planes para redimir al mundo a través de Jesucristo, el Mesías, y Sus claras instrucciones acerca de cómo debemos vivir nuestras vidas en amor, honor y obediencia hacia Él. La Biblia también contiene profecías, de las cuales hablaré más adelante en “Conocimiento profético”. A través de la Escritura, el Espíritu Santo nos habla continuamente sobre lo esencial de la naturaleza, la voluntad y los caminos de Dios.

Conocimiento revelador

Este conocimiento revela mucho más de los misterios de Dios. El Espíritu de Dios quita el velo de las realidades espirituales para que podamos ver Sus actuales propósitos y actividades divinas, las cuales están ocultas a la mente humana natural o caída. El apóstol Pablo nunca dejó de orar para que los creyentes de las iglesias que había establecido vivieran de acuerdo al conocimiento revelado: “para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él” (Efesios 1:17).

Hay dos importantes palabras griegas relacionadas con la recepción de la revelación de Dios: Logos y rhema. Ambos términos se refieren al conocimiento y la sabiduría de Dios, pero lo hacen de manera diferente. Logos es la Palabra escrita de Dios, que, desde Génesis hasta Apocalipsis, fue inspirada por el Espíritu Santo. Rhema, en cambio, es una palabra de Dios para hoy, para una situación actual y específica. La palabra rhema siempre estará de acuerdo con la palabra Logos. Nunca la contradirá. Un ejemplo de rhema es cuando el Espíritu Santo hace que la Palabra escrita cobre vida y significado para nosotros, con apego a nuestras circunstancias actuales. Otro ejemplo es una palabra profética dada a través del Espíritu para creyentes individuales o la iglesia.

¿Qué nos está diciendo el Espíritu ahora? ¿Qué necesitamos saber ahora para seguir y servir a Dios? El Espíritu Santo continúa hablando a través de la Palabra escrita, pero también trae una revelación adicional a los corazones de los hombres y mujeres de Dios que escuchan Su voz. El Padre envió al Espíritu para este propósito. (Vea Juan 14:26).

No es posible conocer la voluntad de Dios para el ahora sin el Espíritu Santo. Podemos conocer la voluntad general del Señor a través de Su Palabra escrita, pero no podremos entender las Escrituras proféticas que responden exactamente al ahora.

Conocimiento profético

El tercer nivel, el conocimiento profético, se refiere a la profecía contenida en la Biblia. Aunque hay diferentes definiciones de la palabra profecía, yo aquí la uso para referirme a las predicciones sobre el futuro. La Escritura nos dice que “el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (Apocalipsis 19:10). El “espíritu de profecía” de Dios es el que declara el futuro; puede predecir sobre una persona, un lugar o una cosa. Dios es eterno, y puede revelarnos lo que ocurrirá en el futuro. 

Entender las profecías de la Biblia es una de las principales necesidades de la iglesia de hoy, especialmente si queremos ser relevantes en nuestro ministerio al mundo. Si no conocemos las profecías, no seremos capaces de comprender lo que está ocurriendo en el ámbito espiritual.

“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba” (Hebreos 11:8). No podemos ejercer la fe para el futuro sin haber recibido alguna predicción o conocimiento previo de Dios. La fe en Él para los acontecimientos que se avecinan viene de la profecía; proviene de saber lo que sucederá antes de que ocurra. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (versículo 1). Cuando tenemos este conocimiento previo, nos preparamos fácilmente, y también obedecemos lo que Dios ya nos ha revelado. 

¡Jesús viene de nuevo, tal como lo prometió! Si prestamos atención a la Palabra de Dios, sabemos que es cierto porque creemos en las Escrituras y en la revelación del Espíritu Santo. Esperamos Su regreso. 

Debemos tener en cuenta que, si no recibimos la revelación de Dios y no entendemos la profecía, lucharemos por vivir correctamente y servir a los demás en el ministerio durante estos tiempos cruciales. Creo que si nosotros, como cristianos, entendiéramos verdaderamente la época en la que vivimos, no nos desanimaríamos ni nos distraeríamos con actividades que no tienen un valor espiritual real y que nunca fuimos llamados a realizar. No es la voluntad de Dios que nos desviemos o apliquemos Su Palabra de la manera que queramos, sino que entendamos la profecía que nos ha dado, guiados por Su Palabra y Su Espíritu.

En el día 4, exploraremos lo que hace que una profecía sea válida.

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

Discerniendo la profecía y las señales de los últimos tiempos

Los cristianos tienen varias interpretaciones de los últimos tiempos. Sin embargo, todos los creyentes tenemos la esperanza del regreso de Cristo, y estamos llamados a discernir los tiempos y anticipar Su venida. Este plan le ayudará a reconocer la temporada espiritual en la que estamos viviendo. Necesitamos entender la profecía bíblica, identificar las señales de los últimos tiempos y prepararnos para los planes finales de Dios para la tierra.

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Nos gustaría agradecer a Whitaker House por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite:  https://www.espanolwh.com/book-authors/guillermo-maldonado/