Discerniendo la profecía y las señales de los últimos tiemposMuestra

Cuatro tipos de plenitud

Hay cuatro tipos de plenitud espiritual que experimentaremos o presenciaremos en los últimos tiempos.

1. La plenitud del nacimiento

Hoy en día, Dios está en el proceso de dar a luz algo nuevo en el mundo porque el tiempo de gestación para nuestra era actual está casi terminado. Nos estamos acercando a la plenitud de todos los asuntos concernientes a la segunda venida de Cristo para que los propósitos finales de Dios puedan nacer.

Sin embargo, algunos cristianos aún no han alcanzado la madurez y pueden estar en peligro espiritual. Es como si fueran bebés prematuros y requirieran atención y cuidados especiales para crecer fuertes en su fe y en el conocimiento de Cristo. En tales casos, los líderes espirituales y otros creyentes deben orar por ellos y guiarlos hasta que Jesús sea formado en ellos. “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gálatas 4:19). Es especialmente vital en estos últimos días que los creyentes desarrollen madurez espiritual para que puedan mantenerse fuertes durante la intensa persecución y otros ataques del enemigo. 

2. La plenitud del carácter

La plenitud del carácter es el aspecto del megaciclo de Dios en el cual Él lleva al cuerpo de Cristo a la madurez. “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:11–12).

En este momento, veremos el carácter de las personas manifestado en su plenitud ante nuestros ojos, aunque su carácter sea bueno o malo. En el lado bueno, veremos el carácter de Cristo llegar a la plenitud en los creyentes. Del lado malo, veremos la iniquidad alcanzar su máxima expresión entre las personas del mundo; en otras palabras, los hombres malos se volverán peores. “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía” (Apocalipsis 22:11).

En estos tiempos, el Señor sigue trabajando en el carácter de Su novia remanente. (Vea Efesios 5:26–27). Tanto la iglesia como los creyentes experimentarán una limpieza espiritual a fin de edificar su carácter y permitirles llegar a la madurez espiritual. ¿Se rendirá usted hoy al Espíritu Santo y le permitirá que lo purifique?

3. La plenitud del tiempo

Las señales que marcan la plenitud de nuestros tiempos incluyen la luna de sangre y la culminación de la fiesta de Pentecostés, que marca también la culminación de la era de la iglesia.

La señal de la luna de sangre

El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto. (Hechos 2:20)

La luna de sangre no sólo representa una plenitud de tiempo, sino que también indica el fin de una era al señalar la aparición del Señor en el rapto. En los últimos dos mil años, ha habido cincuenta y seis tétradas de lunas de sangre, ocho de ellas ocurriendo durante las fiestas del Señor.

Una tétrada generalmente se refiere a un grupo de cuatro cosas. En este caso, se usa para designar cuatro eclipses lunares totales en dos años consecutivos, sin eclipses lunares parciales entre ellos. Por ejemplo, hubo una luna de sangre el 15 de abril de 2014, durante la fiesta de la Pascua. Hubo otra el 8 de octubre del mismo año durante la fiesta de los Tabernáculos. Dos lunas de sangre más ocurrieron en el año 2015, el 4 de abril durante la Pascua y el 28 de septiembre durante los Tabernáculos.

Esas cuatro lunas de sangre representan los cuatro extremos de la tierra. Su aparición nos dice que una calamidad de proporciones globales está a punto de ocurrir. De hecho, ya ha comenzado. El mundo entero enfrentará terribles desafíos: economías en crisis, desastres naturales, violentas confrontaciones, emergencias de salud y muertes masivas.

La mayoría de científicos considera que las lunas de sangre son fenómenos meramente naturales. Sin embargo, en nuestros días, hay más que eso. Por primera vez en más de dos mil años, los calendarios hebreo y gregoriano —el espiritual y el natural— se han alineado. La más reciente tétrada de luna de sangre (en 2015) cayó en la Pascua y la fiesta de los Tabernáculos. Esta señal indica que estamos entrando en la última parte de la temporada antes de la segunda venida. Es la confirmación de Dios sobre el regreso de Jesús. 

La señal de la fiesta de Pentecostés

Otra señal de plenitud en nuestros tiempos es la culminación de la fiesta de Pentecostés, también conocida como la fiesta de la Cosecha. De nuevo, esta fiesta representa la era del Espíritu Santo, de Su derramamiento y unción sobre la tierra.

En el momento que el Espíritu llegó, se inició la fiesta espiritual de Pentecostés. Como mencioné anteriormente, esta fiesta continúa hasta el día de hoy. Ahora estamos en la última parte de ella. La fiesta judía de Pentecostés se celebra durante un período de dos días. En relación con la era de la iglesia, este período significa dos mil años. Tengan en cuenta que, para el Señor, un día equivale a mil años. (Vea 2 Pedro 3:8).

Han pasado más de dos mil años desde que Jesús nació, pero han pasado menos de dos mil años desde que comenzó la fiesta espiritual de Pentecostés. Según el calendario de Dios, Cristo volverá al final de la fiesta de Pentecostés, o después de dos mil años. “Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él” (Oseas 6:2).

La Biblia es clara en cuanto a que nadie sabe el día o la hora del regreso de Cristo. Jesús dijo: “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre” (Mateo 24:36). Sin embargo, esto no significa que no podamos reconocer la temporada en la que Él regresará. Creo que todos los indicios están aquí. Por lo tanto, debemos permanecer a la expectativa del más grande derramamiento del Espíritu Santo, milagros, señales y maravillas que la tierra haya visto jamás. También debemos estar atentos a lo que sucede con respecto a Israel, la iglesia y el mundo. En cada uno de estos grupos, los eventos se acumularán, llevando a la manifestación de la gloria de Dios.

4. La plenitud de la cosecha

A medida que la plenitud de los tiempos se desenvuelve, veremos dos cosechas separadas: la cosecha de misericordia hacia la iglesia y la cosecha de juicio hacia el mundo. (Vea Apocalipsis 14:14–16).

Este es el orden en el que se producirá la plenitud de la cosecha:

Primero, la lluvia temprana y la tardía se juntarán con el derramamiento del Espíritu Santo. (Vea Deuteronomio 11:13–14).

Segundo, se recogerá la cosecha de almas.

Después de esto, el Señor aparecerá en el rapto para llevarse a Su novia. En la tierra, este evento será seguido por la angustia de la gran tribulación. El juicio final del mundo vendrá después del período milenario.

Nuestro mayor propósito

No solo vivimos por ciclos y tiempos naturales, sino también por temporadas espirituales que nos llevan a cumplir con los propósitos que Dios nos ha dado en la tierra. Y el gran propósito que todos compartimos es preparar el camino para la venida del Señor.

¡Estamos muy cerca de este evento! No podemos permanecer espiritualmente dormidos. Permítanme repetir: debemos velar y orar, estando en comunión con el Espíritu Santo para poder ser parte del remanente que clama: “¡Ven, Señor Jesús!”

La cosecha espiritual del fin de los tiempos está lista. Este es el final de la “era de la gracia”, en la que las personas tienen la oportunidad de recibir la salvación en Jesús. Por lo tanto, hay la necesidad urgente de llamar a las naciones a Cristo antes que sea demasiado tarde. ¡Este es el momento! ¡Esta es la hora! Humillémonos ante la poderosa presencia de Dios y busquemos Su rostro. Jesucristo está a la puerta y está llamando. ¿Le responderás con un corazón rendido y humillado?