[Grandes Versos] La forma en que debemos vivirMuestra

No te preocupes por nada, ora por todo

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Casi todos luchamos, a veces, con preocupación. Claro que sí. Luchamos con preocupaciones porque la vida puede ser tan inquietante e incierta. A veces, la vida es dolorosa. Filipenses 4:6–7 es el antídoto de Dios para preocuparse.

Muchas veces a lo largo de los años, me he citado estas palabras a mí mismo o las he orado por alguien. «No estés ansioso por nada». No te preocupes por nada, absolutamente nada.

«Pero en todo». Todo. Todas y cada una de las preocupaciones. No pienses que es demasiado grande o pequeño para Dios.

«Por la oración y la súplica con acción de gracias». Incluye acción de gracias a Dios: Padre, gracias por haberme librado en el pasado y porque también me librarás en este problema.

«Que sus peticiones sean dadas a conocer a Dios». Pídele a Dios que se encargue del problema. Lleva tus cargas a Dios y déjalas allí.

«Y la paz de Dios, que supera todo entendimiento». Esta paz no llega porque lo entiendo todo o porque lo tengo todo resuelto. Es una paz sobrenatural suprarracional que viene de Dios.

«Protegerán sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús». ¡Ah! Eso es lo que necesito, Señor. Tu paz, protege mi corazón, llena mi alma.

La solución de Dios para preocuparse: no te preocupes por nada; ora por todo.